Track de la ruta:
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La ruta de hoy es un agradable paseo semiurbano que recorre, en forma circular, los alrededores de la zona de Jaizubia, perteneciente a Hondarribia. Nos moveremos entre los términos municipales de Irun, Hondarribia y Lezo. Se trata de un recorrido sencillo, de apenas 12 kilómetros y con muy poco desnivel, ideal para disfrutar sin prisas de un entorno natural y rural muy cercano al núcleo urbano.
Comienzo la ruta en la urbanización Urdanibia Berri, aunque al tratarse de un itinerario circular, cada cual puede arrancar desde el punto que le resulte más cómodo. Aparco el coche y, tras tomar un café en el bar de la urbanización, me pongo en marcha atravesando sus calles tranquilas. Esta urbanización tiene cierto encanto, con sus casas bien cuidadas y ese aire de pequeño pueblo integrado dentro de la ciudad de Irun.
Un paseo bajo una arboleda me conduce al Palacio de Urdanibia. Fue edificado en el año 1612 por un arquitecto italiano a petición de Sebastián de Urdanibia en el mismo lugar donde antiguamente había existido una casa torre. Esta edificación de estilo renacentista tiene en la fachada, que es de piedra de sillería, dos escudos, uno de ellos de la casa Aranzate. En el escudo aparece una torre en llamas, en memoria de la victoria conseguida por los guipuzcoanos en 1476 ante los franceses. Durante esta batalla, los franceses se refugiaron en la torre de Aranzate que existía en la actual plaza San Juan Harria y el dueño de la misma, Pedro de Urdanibia, le prendió fuego, pereciendo dentro 120 soldados. Además del palacio, declarado Monumento Histórico Artístico de la provincia, son interesantes también la ferrería y el molino.
Poco después, paso junto al Club Hípico Jaizubia. Avanzo hasta la ikastola Txingudi y llego a la gran rotonda situada cerca del Hospital Bidasoa. Una pasarela peatonal me permite cruzar cómodamente una carretera muy transitada, y tras cruzar un pequeño puente sobre la erreka Jaizubia, entro ya de lleno en el barrio de Jaizubia.
Continúo por la carretera hasta llegar a Endanea, donde hay que estar atentos para tomar una pista que asciende hacia la bodega de txakoli Hiruzta y el restaurante Oilurta-Azpi. La subida comienza de forma suave y se adentra en un paraje precioso, con viñedos que visten las laderas del monte Jaizkibel. A medida que gano algo de altura, si miro atrás, disfruto de una bonita panorámica de Irun, con las Peñas de Aia al fondo, recortando el horizonte.
Paso junto a la bodega Hiruzta, que queda a mano derecha. Esta moderna bodega familiar es pionera en la recuperación del cultivo del txakoli en Hondarribia. Fue fundada en 2012 por la familia Rekalde y su nombre proviene del juego de palabras entre hiru (tres en euskera, en referencia a los tres miembros de la familia fundadora) y uzta (cosecha). El resultado es un proyecto que aúna tradición y modernidad, elaborando txakolis con uva autóctona Hondarrabi Zuri y ofreciendo al visitante visitas guiadas, catas y experiencias gastronómicas en un entorno privilegiado, con vistas a los viñedos y al monte Jaizkibel. Hiruzta forma parte de la Denominación de Origen Getariako Txakolina y ha contribuido decisivamente a poner en valor este producto y su arraigo en la comarca del Bidasoa.
Poco después alcanzo el restaurante Oilurta-Azpi. Este restaurante está ubicado en un entorno privilegiado en las faldas del monte Jaizkibel. Ofrece una cocina tradicional vasca, destacando platos como parrilladas de carne y pescados a la brasa.Un poco más arriba, la pista termina junto al caserío Ogallurreta, donde comienza un sendero que se interna en un pinar. Este se convierte rápidamente en un camino empedrado de arenisca, que conecta más adelante con una de las pistas forestales que recorren la vertiente sur de Jaizkibel, desde la ermita de Guadalupe hasta Pasai Donibane.
Ya en esta pista, encuentro una pequeña caseta de captación de aguas. Hay una fuente, aunque apenas mana un hilo de agua. A escasos metros, en el cauce de la erreka, un tubo suelta un buen chorro. No puedo asegurar que sea potable, aunque parece proceder de la misma captación.
Durante los siguientes dos kilómetros avanzo por esta pista flanqueada por jóvenes castaños. De vez en cuando se abren claros que permiten vistas hacia las Peñas de Aia. Finalmente, llego al paraje de Alarguntza, ya dentro del término municipal de Lezo. Alarguntza es una pequeña aldea situada en el municipio de Lezo, en la vertiente sur del monte Jaizkibel. Esta zona destaca por su entorno natural, donde se combinan bosques de robles y castaños con antiguos caseríos, ofreciendo un paisaje pintoresco y tranquilo. Aquí, mi pista se une con otra que también viene de Guadalupe, muy utilizada por los peregrinos que se dirigen a Pasai Donibane.
En este cruce abandono la pista principal y tomo un desvío señalizado hacia Alarguntza/Gaintzurizketa. Comienza aquí un descenso por pista cementada, con vistas despejadas y numerosos caseríos rehabilitados que embellecen el camino. Tras dejar atrás Alarguntza, me desvío de nuevo hacia Zaldunborda, pasando cerca del conocido desguace de Vidaurreta, al que no tardo en llegar.
Desde Vidaurreta toca una pequeña subida hasta alcanzar el caserío Aginaga Sasi. Al superarlo, enlazo con una de las carreteras que atraviesan la zona de Jaizubia. Esta me lleva hasta una pequeña rotonda, muy próxima al Hotel Urdanibia. Para alcanzarlo, tomo un ramal que pasa por un túnel corto, con una acera lateral. Aunque es breve, conviene extremar la precaución en este tramo.
Una vez en el hotel, giro a la izquierda para incorporarme al vial Jaizubia Hiribidea. Un bidegorri (carril bici) recorre este vial, acompañándome junto al parque de bomberos. Siguiendo el bidegorri sin pérdida, regreso cómodamente al punto de partida.
Una ruta muy recomendable para quien quiera estirar las piernas sin complicaciones, disfrutar de bonitos paisajes rurales y, de paso, descubrir rincones poco conocidos entre Irun, Hondarribia y Lezo.
Fuentes y enlaces de interés:
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