Descripción del recorrido:
Comenzamos nuestra ruta desde la estación de tren de Irún dirigiéndonos hacia el barrio de Anaka. Cruzamos la Avda. Letxunborro y buscamos la calle que pasa junto al Hospital Comarcal del Bidasoa. Pasado el hospital llegamos a la carretera GI-636 donde hay una gran rotonda y una pasarela moderna para cruzarla. Cruzamos por la pasaralela y nos adentramos en Jaitzubia encarándonos al monte Jaizkibel. Cruzamos la regata Jaitzubia y dejamos a nuestra derecha el carrizal de Telleriaurrea, zona intermareal de las marismas de Jaitzubia. Llegamos a una bifurcación y descartamos el camino de la derecha que va hacia el vivero Endanea Garden Center cogiendo el camino de la izquierda, hacia Kamio y Kaikuegi. En un suave ascenso seguiremos por esta calle entre villas hasta llegar a la altura de la casa Ilargi (60 m) donde el camino se vuelve a bifurcar. Seguimos por el camino de la derecha que asciende y pasa junto a la casa Borda Alai. Un poco más arriba el camino se vuelve a bifurcar, aunque más bien se podría decir que se trifurca, ya que el sendero por el que tenemos que ir queda un tanto escondido en el sentido contrario a nuestra marcha. Una vez cogemos este sendero ascendemos por pendiente fuerte, directos hacia la cresta del monte por el paraje de Gaztaintxabaleta. En la subida cruzaremos pistas que recorren de oeste a este la ladera sur de Jaizkibel entre ellas la del Camino de Santiago (260 m). Tras una dura subida salimos a la cresta, al llano de Santa Bárbara (400m), donde se encuentran los restos del antiguo parador, un excelente mirador con mesa de orientación y el torreón de Santa Bárbara. Vistas majestuosas de la bahía de Txingudi; los pueblos Hendaia, Hondarribia, Irun; el monte Larrun, Aiako Harria y muchos más que me eternizaría poniendo nombres; el corredor Irun-Donostia. Comenzamos nuestro descenso hacia Labetxu. Cruzamos la carretera que une Hondarribia con Lezo y buscamos la pista que surge junto a una pequeña borda. Esta pista descendente nos llevará a Labetxu atravesando los parajes de Ametzbakar, Ameztimotz, Lerueta (donde hay una bonita borda casi colgada en el barranco) y Leizanabar (160m). En este último tomamos el desvío que surge por nuestra izquierda (Oeste) y descendemos siguiendo la línea de cresta que forman las rocas hasta llegar al valle. Comienza el espectáculo. Las rocas, con sus características geoformas: alveólos, panales de abeja, microcavernas, laminaciones de diferentes tipos y colores surgen por doquier y representan los mejores ejemplos conocidos a nivel mundial de lo que se conoce en algunos ámbitos como pseudokarst. Todas estas rocas se encuentran en la formación Ulia-Jaizkibel pero es aquí, en Labetxu, donde hay una mayor concentración de geoformas particulares. Merece la pena entretenerse en este especial lugar antes de continuar con nuestro recorrido. Desde Labetxu continuamos siguiendo el balizado de las dos rayas blancas que marca la senda del litoral de Jaizkibel. Nos adentramos en lo que popularmente se conoce como ‘el Laberinto Blanco’ siguiendo la línea sobre los acantilados de Morkotx. A nuestro paso encontramos algunas rocas particulares y llegamos a la punta Turroia donde se encuentran las formaciones ‘el sarcófago’, ‘Las Habitaciones’ y la famosa ‘Concha’, esta última excelente ejemplo de erosión en abrigo. Cuesta dejar atrás estas maravillas naturales, pero tenemos que continuar. Tras atravesar el paraje de Motelu nos presentamos en el impresionante cortado a 100 metros de altura sobre la cala de Erentzingo Portua. Un precioso sendero colgado, bajo una cornisa repleta de rocas con geoformas, y con un trazado, que visto desde abajo parece misión imposible, salva de forma sencilla y relativamente cómoda este impresionante farallón dejándonos en su base, en el paraje de Zezentokita, muy cerca de la cala de Erentzin. Tras una breve subida entre pinos llegamos a otro lugar espectacular y único en el mundo: Erentzin Zabala, popularmente conocido como’ la Playa de los Fósiles’. En este lugar las formaciones rocosas tienen forma esférica o semiesférica. Muchas de estas rocas se han fusionado con otras creando formas que se asemejan a tortugas o focas por poner un ejemplo. Técnicamente se denominan paramoudras y curiosamente aparecen atravesadas por un canalículo de unos 5mm de diámetro. La hipótesis es que durante la sedimentación, un grupo de invertebrados excavaron galerías en el fondo marino. Estas perforaciones funcionarían como canales durante la transformación del sedimento en roca (diagénesis) permitiendo la circulación de flujos acuosos ricos en sílice procedente de la disolución de los granos de cuarzo. Esta sílice iría precipitando en la periferia de los canales, de forma progresiva, formando unas concreciones o nódulos silíceosmasivos que envolverían el canalículo central. Tras deleitarnos con estas curiosas formaciones rocosas continuamos por el sendero del litoral. Salimos a las campas verdes y llegamos a la Punta Bioznar, el cabo rocoso más pronunciado del litoral y antigua atalaya de balleneros donde hay una cruz que nos recuerda el peligro de alcanzar su punta en un día de mar bravo. Después de Bioznar atravesamos las campas de Txurtxipi y Marla donde multitud de caballos pastan y nos ofrecen bonitas estampas. A estos parajes les llaman ‘la Irlanda vasca’. Llegamos a la cala de Artzu Portua, popularmente conocida como ‘El Molino’; preciosa cala y un excelente lugar para bañistas. A partir de aquí el recorrido es un sube-baja. A lo lejos ya vemos el edificio del Camping de Higer pero parece que nunca llegamos ya que el sendero contornea por todos los entrantes y salientes de la costa. Llegamos a Errotasein, lugar donde parece ser que antaño hubo un molino. Ahora hay una caseta, junto a la regata Sorginerreka que desemboca en el mar en un rincón muy bonito. Poco después llegamos a Kapelu o Kapeluaundi, también conocida la zona como Maldarranas, donde hay un par de calas de piedras: Basuko y Esteko. Entramos poco después en el paraje de Aizporandi, donde el hedor de la depuradora Txingudi parece anunciarnos la llegada al Faro de Higer. La última parte del litoral transcurre por la parte trasera del Faro de Higer pasando por la parte alta de la conocida Playa de los Frailes. Salimos junto al Castillo de San Telmo, y ya por carretera, bajamos al puerto de Hondarribia. Solo nos queda recorrer el largo paseo que une la zona portuaria con el núcleo urbano de Hondarribia cotemplando la bonita playa de Hondarribia, el monte Larrun y Aiako Harria.
Mapa del recorrido:
Perfil de altura:
Desde Donostia nos trasladamos a Irun en tren.
Atravesamos el barrio de Anaka y nos dirigimos a Jaitzubia. Subiremos a la cresta del monte Jaizkibel por la zona de los puntos rojos para salir después al llano de Santa Bárbara, donde están las ruinas del parador de Jaizkibel.
Regata de Jaitzubia.
Seguimos por la calle en dirección KAMIO y KAIKUEGI
Comenzamos la subida y lo que dejamos atrás.
Al fondo Hendaia y su playa donde se aprecian 'Las Gemelas'.
Atravesamos un helechal.
Subimos por una especie de cortafuegos, es posible que lo sea. Terreno empinado que hay que tomárselo con calma.
Cuesta subir pero las vistas cuando uno se para para tomar aire son muy agradecidas.
Irún y al fondo el monte Larrún sobresale por encima del redondeado monte Xoldokogaña.
LLegamos a la cresta y nos acercamos hasta las ruinas de lo que fue el Parador de Jaizkibel.
Muy cerca se encuentra el torreón de Santa Bárbara al que subiremos.
Vistas de Hondarribia, la bahía de Txingudi y la costa de Iparralde desde el torreón.
Lo que queda del antiguo parador visto desde el torreón. Al fondo el Alto de Abarolekua, antecima del monte Jaizkibel.
Mesa de orientación en el mirador del parador.
Muy cerca del parador, junto a la carretera se encuentra esta pequeña borda, Junto a ella comienza el camino que baja a Labetxu.
Bajando a Labetxu. Al fondo podemos ver parte de la costa de Ulía.
La borda colgada de Lekueta/Lerueta sobre el corte de Lezonabar. Menudo lugar para pasar un finde.
Entramos en el paraje de Leizanabar. Aquí tenemos una pequeña cresta de rocas. Hay un sendero que va por la parte baja y otro sobre las rocas, sin peligro. Decidimos ir por arriba.
El vallecito de Gaztarrotz. Arriba, si os fijais, se ve el repetidor situado muy cerca de la cima de Jaizkibel.
El lugar está plagado de rocas con geoformas. Algunas más accesibles que otras pero todas con detalles bonitos.
La amiga Caro se queda maravillada. Estamos en un lugar único y lo que vemos es obra de la naturaleza. La erosión durante miles de años han creado formas caprichosas.
Muy cerca tenemos una pequeña bóveda de colores.
Los colores rojizos y amarillos se entremezclan formando dibujos cual cuadros pintados.
Decidimos cruzar la erreka Gaztarrotz e ir a la otra orilla para ver otras rocas conocidas de este lugar.
Junto al camino hay una pequeña bóveda con muchos detalles diferentes. Esto que parece un panal de abejas yo lo suelo llamar 'callos a la madrileña'. El porqué está claro siempre y cuando hayas comido callos, claro!.
El astronauta o la cápsula espacial.
La galleta.
Todo esto está en esta roquita. Una maravilla. Labetxu es un rincón donde puedes sacarle chispas a la cámara. Podrías pasar todo un día sacando fotos en cuatro rocas.
Bajando a la erreka Gaztarrotz.
Erreka Gaztarrotz. Tiene algunas pocitas que en verano, los días de calor, vienen muy bien para refrescarse.
'La pulga' roca que se encuentra en la parte alta de la margen izquierda de la erreka Gaztarrotz.
Desde esta parte podemos apreciar una de las rocas más fotografiadas de la zona a la que nosotros cariñosamente le llamamos 'el chuletón' (la parte de arriba sería la grasa de la chuleta y lo rojo sería la carne hecha en su punto)
'El chuletón'
Punta Gaztarrotz.
Detalles en la roca que llamamos 'la pulga'.
Todos nos quedamos maravillados en este lugar.
Toca ir volviendo así que volvemos sobre nuestros pasos y volvemos a cruzar la erreka Gaztarrotz para situarnos en la otra orilla sobre la roca a la que llamamos 'el chuletón'
Los acantilados de Morkotx donde habita una importante colonia de gaviotas. A la derecha de este pequeño acantilado se encuentra el 'laberinto blanco'.
Nos adentramos en el 'laberinto blanco' donde veremos algunas rocas ya conocidas. Personalmente a estas yo las llamo 'el diente' y 'la muela' y las dos 'necesitan' un dentista.
El interior de estas rocas, como las demás, repletas de geoformas.
'La muela' tiene entrada y salida y por dentro tiene unos bonitos alveólos.
Interior de la roca.
Detalle de los alveólos.
Todas estas se encuentran junto al sendero, el del litoral. El laberinto blanco es un lugar que invita a ser explorado pero con cuidado. Todo un mundo de formas y caprichos de la naturaleza tiene que haber en este pequeño lugar.
Cuevas, bóvedas, altares como el de esta foto podemos ver por doquier.
Salimos del laberinto blanco y nos dirigimos a otro punto importante: 'La concha'. En el camino pasamos junto a pequeñas rocas erosionadas, como la de la foto, a la que llamamos 'el sarcófago'.
Al lado del 'sarcófago' se encuentran 'Las habitaciones' que son un par de pequeñas bóvedas.
y llegamos a 'La Concha'. Una formación preciosa y enorme que llama la atención la primera vez que se ve.
La amiga Caro en el interior de 'La Concha'
Agujeros en La Concha.
Texturas en el interior de La Concha
Texturas.
Dejamos atrás el Laberinto Blanco para continuar por el camino del litoral, el de las dos rayas blancas. Llegamos ahora al Balcón de Erentzin, otro impresionante lugar de este precioso recorrido.
El sendero colgado de Erentzin es un precioso sendero situado a 90 metros por encima del mar y que desciende al valle por un pequeño sendero que tiene un trazado maravilloso por el que bajar resulta verdaderamente sencillo, aunque también hay que decir que en algunos puntos (al principio del mismo) puede dar algo de vértigo.
La amiga Caro en el comienzo del sendero colgado.
Sendero colgado de Erentzin.
Cala de Erentzin o Puerto de Erentzin. Se comenta que este fue un antiguo puerto romano.
El sendero nos deja en el valle, en un bonito rincón que invita a la acampada.
Desde este pequeño valle nos dirigimos a Erentzin Zabala popularmente conocida como La Playa de los Fósiles. Antes atravesamos un pinar.
En el camino vemos una mantis religiosa.
Rezando el padre nuestro.
Atrás queda la cala de Erentzin.
Descendemos a la Playa de los Fósiles.
Se le llama Playa de los Fósiles porque aquí abundan las paramoudras que son unas rocas con forma esférica que tienen en su interior un agujero, como si fuera un macarrón que recorre el interior de la roca.
Estas paramoudras todavía no se han desprendido. Ya caerán dentro de unos miles de años o antes.
Atravesando la Playa de los Fósiles.
Un lugar bonito pero que hay que evitar cuando hay mala mar.
Las formas esfericas de las paramoudras a menudo se asemejan a focas, tortugas... En la foto vemos una con un parecido asombroso a una tortuga.
En la Playa de los Fósiles se encuentra lo que llamamos la 'Cueva de Mari', una gran bóveda donde una pequeña lengua de mar se interna dentro.
Continuamos hacia la Punta Biosnar que vemos a lo lejos entre verdes campas de hierba.
Restos de la maquinaria que soportaba el cableado para subir algas desde las calas a la parte superior.
Águila con cabeza de perro petrificada.
Llegamos a la Punta Biosnar donde realizaremos un descanso.
Terapia de mar.
Después de un buen descanso continuamos nuestro camino por nuestra ruta del litoral. Dejamos atrás la Punta Biosnar.
Cala de Xixurko.
Parece que el final está cerca pero esto engaña, todavía tenemos un par de horas para llegar al faro. El sendero va contorneando la costa, sube y baja. Un tramo rompe piernas lleno de belleza.
Pasada la cala de Xixurko nos desviamos un poco del camino para ver una pequeña cascada en la erreka Martitxerreka.
Cala de Limaputzu con la Punta Biosnar al fondo.
Entramos en el paraje de Txortxipi y luego en el de Marla, zonas de verdes campas.
Los pastos llegan hasta el acantilado y podemos ver multitud de caballos. Es un paisaje magnífico. En algún sitio leí que a esta zona le llaman 'la Irlanda vasca'.
Las campas llegan hasta el paraje de Argorri desde donde bajamos a otro punto muy conocido en esta parte del litoral de Jaizkibel: la cala de Artzu, popularmente conocido como 'El Molino'.
Pasado 'El Molino' pasamos por otro rincón bonito: Errotasein, donde antaño hubo un molino. Una caseta junto a la erreka Martierreka afea un poco este rincón.
Más adelante otro lugar muy conocido: Maldarranas. Aquí están dos calas muy frecuentadas en verano: Basuko y Esteko
Pasamos juntoa a la zona de escalada de Txakur Txiki, ya muy cerca del Faro de Higer.
Llegamos al Camping de Higer donde haremos otra 'pequeña' parada para hidratarnos en condiciones.
Caro en pleno proceso de hidratación.
El Faro de Higer. Bonito edificio.
Por la parte trasera del faro continuamos por un sendero que pasa sobre la Cala de los Frailes y salimos al Castillo de San Telmo sobre la parte alta del puerto de Hondarribia.
Monte Larrun y la playa de Hendaia.
El espigón del puerto.
y un cómodo paseo por esta parte de Hondarribia.
La desembocadura del Bidasoa en Hondarribia. Las Peñas de Aia se alzan sobre Hondarribia.
Mapa del recorrido:
Perfil de altura:
Track para GPS:
Desde Donostia nos trasladamos a Irun en tren.
Atravesamos el barrio de Anaka y nos dirigimos a Jaitzubia. Subiremos a la cresta del monte Jaizkibel por la zona de los puntos rojos para salir después al llano de Santa Bárbara, donde están las ruinas del parador de Jaizkibel.
Regata de Jaitzubia.
Seguimos por la calle en dirección KAMIO y KAIKUEGI
Comenzamos la subida y lo que dejamos atrás.
Al fondo Hendaia y su playa donde se aprecian 'Las Gemelas'.
Atravesamos un helechal.
Subimos por una especie de cortafuegos, es posible que lo sea. Terreno empinado que hay que tomárselo con calma.
Cuesta subir pero las vistas cuando uno se para para tomar aire son muy agradecidas.
Irún y al fondo el monte Larrún sobresale por encima del redondeado monte Xoldokogaña.
LLegamos a la cresta y nos acercamos hasta las ruinas de lo que fue el Parador de Jaizkibel.
Muy cerca se encuentra el torreón de Santa Bárbara al que subiremos.
Vistas de Hondarribia, la bahía de Txingudi y la costa de Iparralde desde el torreón.
Lo que queda del antiguo parador visto desde el torreón. Al fondo el Alto de Abarolekua, antecima del monte Jaizkibel.
Mesa de orientación en el mirador del parador.
Muy cerca del parador, junto a la carretera se encuentra esta pequeña borda, Junto a ella comienza el camino que baja a Labetxu.
Bajando a Labetxu. Al fondo podemos ver parte de la costa de Ulía.
La borda colgada de Lekueta/Lerueta sobre el corte de Lezonabar. Menudo lugar para pasar un finde.
Entramos en el paraje de Leizanabar. Aquí tenemos una pequeña cresta de rocas. Hay un sendero que va por la parte baja y otro sobre las rocas, sin peligro. Decidimos ir por arriba.
El vallecito de Gaztarrotz. Arriba, si os fijais, se ve el repetidor situado muy cerca de la cima de Jaizkibel.
El lugar está plagado de rocas con geoformas. Algunas más accesibles que otras pero todas con detalles bonitos.
La amiga Caro se queda maravillada. Estamos en un lugar único y lo que vemos es obra de la naturaleza. La erosión durante miles de años han creado formas caprichosas.
Muy cerca tenemos una pequeña bóveda de colores.
Los colores rojizos y amarillos se entremezclan formando dibujos cual cuadros pintados.
Decidimos cruzar la erreka Gaztarrotz e ir a la otra orilla para ver otras rocas conocidas de este lugar.
Junto al camino hay una pequeña bóveda con muchos detalles diferentes. Esto que parece un panal de abejas yo lo suelo llamar 'callos a la madrileña'. El porqué está claro siempre y cuando hayas comido callos, claro!.
El astronauta o la cápsula espacial.
La galleta.
Todo esto está en esta roquita. Una maravilla. Labetxu es un rincón donde puedes sacarle chispas a la cámara. Podrías pasar todo un día sacando fotos en cuatro rocas.
Bajando a la erreka Gaztarrotz.
Erreka Gaztarrotz. Tiene algunas pocitas que en verano, los días de calor, vienen muy bien para refrescarse.
'La pulga' roca que se encuentra en la parte alta de la margen izquierda de la erreka Gaztarrotz.
Desde esta parte podemos apreciar una de las rocas más fotografiadas de la zona a la que nosotros cariñosamente le llamamos 'el chuletón' (la parte de arriba sería la grasa de la chuleta y lo rojo sería la carne hecha en su punto)
'El chuletón'
Punta Gaztarrotz.
Detalles en la roca que llamamos 'la pulga'.
Todos nos quedamos maravillados en este lugar.
Toca ir volviendo así que volvemos sobre nuestros pasos y volvemos a cruzar la erreka Gaztarrotz para situarnos en la otra orilla sobre la roca a la que llamamos 'el chuletón'
Los acantilados de Morkotx donde habita una importante colonia de gaviotas. A la derecha de este pequeño acantilado se encuentra el 'laberinto blanco'.
Nos adentramos en el 'laberinto blanco' donde veremos algunas rocas ya conocidas. Personalmente a estas yo las llamo 'el diente' y 'la muela' y las dos 'necesitan' un dentista.
El interior de estas rocas, como las demás, repletas de geoformas.
'La muela' tiene entrada y salida y por dentro tiene unos bonitos alveólos.
Interior de la roca.
Detalle de los alveólos.
Todas estas se encuentran junto al sendero, el del litoral. El laberinto blanco es un lugar que invita a ser explorado pero con cuidado. Todo un mundo de formas y caprichos de la naturaleza tiene que haber en este pequeño lugar.
Cuevas, bóvedas, altares como el de esta foto podemos ver por doquier.
Salimos del laberinto blanco y nos dirigimos a otro punto importante: 'La concha'. En el camino pasamos junto a pequeñas rocas erosionadas, como la de la foto, a la que llamamos 'el sarcófago'.
Al lado del 'sarcófago' se encuentran 'Las habitaciones' que son un par de pequeñas bóvedas.
y llegamos a 'La Concha'. Una formación preciosa y enorme que llama la atención la primera vez que se ve.
La amiga Caro en el interior de 'La Concha'
Agujeros en La Concha.
Texturas en el interior de La Concha
Texturas.
Dejamos atrás el Laberinto Blanco para continuar por el camino del litoral, el de las dos rayas blancas. Llegamos ahora al Balcón de Erentzin, otro impresionante lugar de este precioso recorrido.
El sendero colgado de Erentzin es un precioso sendero situado a 90 metros por encima del mar y que desciende al valle por un pequeño sendero que tiene un trazado maravilloso por el que bajar resulta verdaderamente sencillo, aunque también hay que decir que en algunos puntos (al principio del mismo) puede dar algo de vértigo.
La amiga Caro en el comienzo del sendero colgado.
Sendero colgado de Erentzin.
Cala de Erentzin o Puerto de Erentzin. Se comenta que este fue un antiguo puerto romano.
El sendero nos deja en el valle, en un bonito rincón que invita a la acampada.
Desde este pequeño valle nos dirigimos a Erentzin Zabala popularmente conocida como La Playa de los Fósiles. Antes atravesamos un pinar.
En el camino vemos una mantis religiosa.
Rezando el padre nuestro.
Atrás queda la cala de Erentzin.
Descendemos a la Playa de los Fósiles.
Se le llama Playa de los Fósiles porque aquí abundan las paramoudras que son unas rocas con forma esférica que tienen en su interior un agujero, como si fuera un macarrón que recorre el interior de la roca.
Estas paramoudras todavía no se han desprendido. Ya caerán dentro de unos miles de años o antes.
Atravesando la Playa de los Fósiles.
Un lugar bonito pero que hay que evitar cuando hay mala mar.
Las formas esfericas de las paramoudras a menudo se asemejan a focas, tortugas... En la foto vemos una con un parecido asombroso a una tortuga.
En la Playa de los Fósiles se encuentra lo que llamamos la 'Cueva de Mari', una gran bóveda donde una pequeña lengua de mar se interna dentro.
Continuamos hacia la Punta Biosnar que vemos a lo lejos entre verdes campas de hierba.
Restos de la maquinaria que soportaba el cableado para subir algas desde las calas a la parte superior.
Águila con cabeza de perro petrificada.
Llegamos a la Punta Biosnar donde realizaremos un descanso.
Terapia de mar.
Después de un buen descanso continuamos nuestro camino por nuestra ruta del litoral. Dejamos atrás la Punta Biosnar.
Cala de Xixurko.
Parece que el final está cerca pero esto engaña, todavía tenemos un par de horas para llegar al faro. El sendero va contorneando la costa, sube y baja. Un tramo rompe piernas lleno de belleza.
Pasada la cala de Xixurko nos desviamos un poco del camino para ver una pequeña cascada en la erreka Martitxerreka.
Cala de Limaputzu con la Punta Biosnar al fondo.
Entramos en el paraje de Txortxipi y luego en el de Marla, zonas de verdes campas.
Los pastos llegan hasta el acantilado y podemos ver multitud de caballos. Es un paisaje magnífico. En algún sitio leí que a esta zona le llaman 'la Irlanda vasca'.
Las campas llegan hasta el paraje de Argorri desde donde bajamos a otro punto muy conocido en esta parte del litoral de Jaizkibel: la cala de Artzu, popularmente conocido como 'El Molino'.
Pasado 'El Molino' pasamos por otro rincón bonito: Errotasein, donde antaño hubo un molino. Una caseta junto a la erreka Martierreka afea un poco este rincón.
Más adelante otro lugar muy conocido: Maldarranas. Aquí están dos calas muy frecuentadas en verano: Basuko y Esteko
Pasamos juntoa a la zona de escalada de Txakur Txiki, ya muy cerca del Faro de Higer.
Llegamos al Camping de Higer donde haremos otra 'pequeña' parada para hidratarnos en condiciones.
Caro en pleno proceso de hidratación.
El Faro de Higer. Bonito edificio.
Por la parte trasera del faro continuamos por un sendero que pasa sobre la Cala de los Frailes y salimos al Castillo de San Telmo sobre la parte alta del puerto de Hondarribia.
Monte Larrun y la playa de Hendaia.
El espigón del puerto.
y un cómodo paseo por esta parte de Hondarribia.
La desembocadura del Bidasoa en Hondarribia. Las Peñas de Aia se alzan sobre Hondarribia.