Corría el mes de noviembre de 2021 cuando, con unos días de vacaciones por delante y unas ganas inmensas de aventura, decidimos lanzarnos a recorrer el GR38, también conocido como la Ruta del Vino y el Pescado. ¡Y qué gran acierto! Un sendero de unos 160 km que atraviesa Euskadi de sur a norte, desde la localidad alavesa de Oion hasta la marinera villa de Bermeo en Bizkaia. Como buenos estrategas del ocio, optamos por dividir la ruta en dos partes: cinco etapas en noviembre y las dos finales en diciembre. Pero antes de empezar a darle caña a las botas, hicimos un "precalentamiento" en Logroño, que bautizamos como la Etapa 0.
Llegada a Logroño
Desde Donostia, pillamos un autobús que nos dejó en Logroño a primera hora de la tarde. Nos había parecido buena idea hacer noche allí para empezar la travesía con calma y, de paso, disfrutar de los encantos de la capital riojana. El alojamiento elegido resultó ser un chollo: céntrico, cómodo y económico, ideal para viajeros como nosotros.
Tras dejar las mochilas, nos lanzamos a la calle con un plan claro: conocer un poco Logroño, degustar unos vinos y atacar los pinchos de la Calle Laurel.
Paseo por el casco antiguo
Comenzamos el recorrido en la Calle Portales, una de las arterias históricas de Logroño, con sus fachadas señoriales y su ambiente animado. Pasamos por la Concatedral de Santa María de la Redonda, con sus imponentes torres gemelas vigilando la ciudad, y seguimos explorando hasta toparnos con el Mercado de San Blas. Entre parada y parada, nos fijamos en los murales urbanos que adornan algunos edificios, como el que conmemora el primer avión que sobrevoló Logroño en 1910.
Vinos, pinchos y ambiente nocturno
Nuestra siguiente parada fue el histórico Café Moderno, abierto desde 1916, donde entramos en calor con una copa de vino. Después, dimos una vuelta por la famosa Calle Laurel, aunque aún estaba tranquila; nos comentaron que el ambientillo no arrancaba hasta las 20:00. Como la paciencia no es nuestro fuerte, hicimos tiempo recorriendo el Parque del Espolón y su estatua de Espartero, y luego nos acercamos al río Ebro para disfrutar de las vistas.
Poco a poco, la ciudad fue despertando y la Calle Laurel se llenó de vida. Ahora sí, con copa en mano, empezamos la ruta gastronómica. Pinchos de toda clase nos tentaban desde las barras: champis a la plancha, patatas bravas, bacalao a la riojana... No podíamos hacer otra cosa que dejarnos llevar por la buena mesa y mejor compañía.
Fin de jornada y preparación para la travesía
Con el estómago contento y la moral alta, dimos por cerrada nuestra primera jornada. Regresamos a la pensión con la satisfacción de haber disfrutado de un inicio inmejorable para nuestra aventura. Mañana empezaría la verdadera travesía, sin prisas, con muchos kilómetros por delante y con la ilusión de descubrir cada rincón de este increíble recorrido.
Próxima parada: la primera etapa del GR38. ¡Esto sólo acaba de empezar!
Calle Portales, una de las calles principales del casco antiguo.
Concatedral de Santa María de la Redonda.
Concatedral de Santa María de la Redonda, puerta principal flanqueada por dos torres gemelas.
Entramos en uno de los bares con más solera de Logroño, el Café Moderno, que abrió sus puertas en 1916.
Nos dimos una vuelta para localizar la famosa calle Laurel pero era muy pronto y todo estaba cerrado, Nos dijeron que hasta las 20h00 no empezaba el ambientillo.
Pues nada, de momento solo podemos catar las imágenes de los pinchos.
En el Parque del Espolón, la escultura de Espartero, un político y militar de la época de la reina Isabel II.
Mural en una de las paredes de un edificio. Este mural trata sobre el primer avión que sobrevoló la ciudad en 1910. En Logroño hay una visita guiada por los murales que hay en la ciudad.
Y de vez en cuando toca hacer una paradita para ir probando los caldos riojanos. Este es el Bar Parlamento.
Ya era hora que abrieran los bares de la Laurel, esperando y vinito y vinito...Solo os puedo enseñar las fotos de los pinchos. A que saben... lo dejo para vuestra imaginación.
Empieza el ambientillo. Nos quedaremos por esta zona un buen rato más antes de irnos a la pensión. Mañana comenzaremos el GR sin prisa ya que tenemos todo el santo día para caminar. Ahora entre pincho y pincho vamos a ver si cenamos.
Se viene la primera etapa en el siguiente reportaje.
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