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sábado, 4 de abril de 2020

El Camin Encantáu desde La Venta del Pobre (Llanes)

Una ruta muy típica en el concejo de Llanes es 'El camin encantau', un recorrido circular que transcurre por el Valle de Ardisana y que une varios pueblos del valle. Como principal reclamo, a lo largo del recorrido se han distribuido varias esculturas de madera que representan algunos de los seres mitológicos de Asturias. Una manera inteligente de publicitar el recorrido para conocer uno de los muchos valles bonitos que hay en Asturias. Es una ruta ideal para hacerla con niños ya que no es muy larga, unos 10 Km, y con muy poco desnivel.


Track para GPS:



Nos acercamos hasta la localidad de La Venta, un concejo de Llanes. La ruta comienza junto al bar de La Venta los Probes, donde además hay habilitada una pequeña zona para aparcar.


En el mismo aparcamiento tenemos la primera de las esculturas de madera tallada: Reunión de trasgos.


El trasgo o trasgu es uno de los personajes más conocidos tanto en la mitología asturiana como en el resto del país, cuya lista de sobrenombres es extensa: Gorro Colorau, Trasno, Cornín, Papudo (en Tineo), Pisadiel de la Mano Furada (en Navia), Meque (en Laviana), Reveyeco (en Grandas de Salime) y Xuan dos Camíos (en el occidente), entre otros. Es un duende de personalidad traviesa y juguetona, de espíritu inquieto y simpático, que no suele superar los 80 cm. de alto. Tiene la piel negra u oscura, con unas grandes uñas en las manos, una boca descomunal, nariz aplastada, ojos brillantes y pequeños, cuernos y rabo; es muy delgado y cojitranco, pero se mueve con rapidez asombrosa y suele dar grandes saltos, su rostro tiene casi siempre una expresión burlona, salvo que se le moleste y se enfade. Viste blusón y gorro, siempre de color rojo o encarnado. Su rasgo más característico es que la palma de su mano izquierda está perfectamente agujereada. Vive en las casas y es sumamente travieso, llegando a ocasionar grandes destrozos en ocasiones. Causa graves trastornos en la vida familiar en aquellas casas que habita, molestando al ganado, dando voces, tirando cosas al suelo o cambiándolas de sitio, sacando la ropa de los cajones, impidiendo que las personas duerman por las noches, etc. Su lugar preferido es el llar o llariega (el sitio donde se hace el fuego y se cocina). Si se le trata bien, y siempre y cuando esté de buen humor, el trasgu puede hacer las tareas pendientes que los humanos no pudieron acabar, como barrer, poner las cosas en un sitio y limpiar las casas, haciéndolo siempre por la noche. Sin embargo, si se le hace enfadar, es tal la molestia que provoca que a veces las familias tienen que mudarse. No obstante, es sumamente difícil deshacerse de él, acompañando normalmente a la familia en la mudanza y anunciándose diciendo "yo también ando de casa mudada". Hay varias maneras de librarse de él: una es encargarle que traiga agua en una cesta, y al no poder hacerlo se marcha avergonzado. Otras maneras de deshacerse del trasgu es dejándole un puñado de grano en el suelo (y como no los puede coger porque se le escapa por el agujero de la mano se enfada y se va), extendiendo por el suelo linaza o mijo y pedir que lo recoja (siendo otra tarea imposible para él) o pedirle que blanquee el pellejo de un carnero negro. Como el resto de seres mitológicos, tiene aversión a los símbolos católicos. El mito del trasgu está emparentado con otros mitos de duendes comunes en toda Europa y el resto del mundo.


A pocos metros del aparcamiento tenemos otra escultura, el jugador de bolos, donde nos advierte que "Los bolos son como la vida. Hay que tener paciencia, serenidad, decisión, y al final, algo de suerte"


Comenzamos a caminar tomando la carretera que se dirije a Los Callejos. Enseguida llegamos a un puente sobre el río de San Miguel. No lo cruzamos.


Giramos a la izquierda y tomamos un camino que remonta un tramo el río y además evita tener que ir por la carretera.


Más adelante el camino nos saca a la carretera donde vemos un artesano poste de señalización.


Cruzamos la carretera y continuamos de frente por un bonito camino que asciende hacia la aldea de Comezán.


Enseguida tenemos una bonita panorámica del Valle de Ardisana. Por la derecha el pico Benzuá (723m), cota máxima de la Sierra de Benzuá, domina el valle.


Peña Cuanda, promontorio que culmina por el este (E) el cordal de Benzuá. A lo lejos la localidad de Los Callejos.


Tras el corto repecho llegamos a Comezán. Esta aldea la he visto en los mapas como Comezán y como Gomezán.  La montaña de la derecha con la cresta sugerente es el Culobardón. A la izquierda Peña Llabres. Aquí nos topamos con la siguiente escultura: El Somiciu


El Somiciu:
Es menos conocido que el trasgu, pero al igual que éste es un duende del hogar. Se le asocia con los despistes y las desapariciones de objetos, siendo muy habitual en Asturias oír la expresión "llevólo el Sumiciu" o "páez obra del Sumiciu". Es de un tamaño sumamente pequeño y es invisible al ojo humano, por lo que tiene total libertad para sus fechorías sin ser descubierto. Pero la acción del sumiciu no se limita a eso, ya que este duende es más perverso que el trasgu, llegando incluso su poder a ser capaz de "sumir" (ir haciendo desaparecer poco a poco) a las personas, especialmente a los niños. Entre sus aficiones se encuentra la de cambiar el contenido de los barriles de vino, sacando éste para reemplazarlo por agua. Aun así, la manera de librarse del Sumiciu y recuperar los objetos perdidos es simple: se dice que hay que rezar una oración a San Antonio, pero rápidamente y sin cometer ni un solo error durante dicho rezo. De lo contrario, los objetos que han sido perdidos jamás volverán a recuperarse.


"¿Dónde están las llaves? ¡Pero si las acabo de dejar encima de la mesa y no las veo!."Esas pequeñas cosas que las teníamos delante nuestro y que parecen desaparecer por arte, resulta que nos las quita este cabroncete de duende.


Seguimos nuestro camino hacia la siguiente aldea: Maleteria. El camino por el bosque es agradable.


Llegamos a un alto sobre la Maleteria y aprovechamos para recrearnos con las vistas.


Comenzamos a descender hacia la aldea y encontramos la siguiente escultura: El hombre del Sacu

El hombre del Sacu:
Versión asturiana del Hombre del Saco, un mito ampliamente extendido por la geografía española. Este lúgubre personaje ronda por los caminos con un saco al hombro, por las noches, deambulando por las calles en silencio para raptar a los niños que pasan, metiéndolos en su saco y llevándoselos, no volviéndose nunca a ver de nuevo. En una versión del mito simplemente los mata por portarse mal, mientras que en otra alternativa se los come. El hombre del saco (también llamado: viejo del saco, viejo del costal, el hombre de la bolsa, el viejo de la bolsa) es un personaje del folclore infantil hispánico. Se le suele representar como un hombre que vaga por las calles cuando ya ha anochecido en busca de niños extraviados para llevárselos metidos en un gran saco a un lugar desconocido. Este personaje es caracterizado como un asustador de niños, y se utiliza como argumento para asustar a los niños y obligarlos a que regresen a casa a una hora temprana. Es similar al coco y al sacamantecas.


Junto a la escultura se encuentra la Iglesia de la Magdalena. A la derecha, aunque no sale en la foto, hay un tejo milenario.


A unos metros de la iglesia se encuentra la fuente de la Magdalena.


Bajamos hacia la aldea donde parece que el tiempo se ha detenido.


La aldea es muy pequeña, apenas entras en ella ya estás saliendo. El horreo asturiano es parte del paisaje.


Pasada la Maleteria continuamos un tramo por la carretera rodeada de verdes prados. La Sierra de Hibeo por nuestra izquierda.


Dejamos la carretera y volvemos a coge un camino de monte. Mirada atrás con la aldea de la Maleteria.


Nos volvemos a meter en el bosque. Nos encontramos en la falda del pico de la Peña, un pequeño promontorio de la Sierra de Hibeo. Atravesando el paraje de La Prida encontramos la siguiente escultura: El Pataricu.



El Pataricu:
Llamados en español patarico o pataricos, son seres gigantescos que viven en la legendaria isla de Eonavia (o Eonaviega), entre las costas del Eo y de Navia, en el occidente asturiano fronterizo con Galicia, que tienen un solo ojo en mitad de la frente, una fuerza extraordinaria y un finísimo sentido del olfato que les permite detectar náufragos, de los cuales se alimentan. La isla solo era accesible para los barcos que habían sufrido un naufragio, llegando a sus costas arrastrados por la marea, de modo que los supervivientes se veían atrapados en la isla al no tener barco con que escapar de ella, siendo también víctimas del hambre de estos enormes cíclopes. Los pataricus sienten especial predilección por devorar a los cristianos, al ser capaces de captar su olor, y desconocen la existencia del fuego, por lo que sus víctimas (tanto cristianas como no cristianas) son devoradas crudas. Según se dice guardan tesoros de épocas pasadas, al igual que sus parientes gallegos suyos, los xixantes. En Anleo, Navia, se decía "Ye más malu qu’el Pataricu", refiriéndose a alguien perverso y con malas intenciones. Los pataricus están relacionados con los Daonie Mara escoceses y los Merrows irlandeses.


Un poco más adelante damos con la siguiente: El Diaño Burlón

El Diablo Burlón normalmente es representado como un caballo, aunque se puede trasformar en otras criaturas como un burro, un carnero y un cerdo. No suele ser muy dañino con los humanos, normalmente solo gasta bromas pesadas, como incitar a los campesinos a hacer una determinada acción con la mejor de las intenciones y resultarles equivocada (siendo entonces conscientes de que han sido engañados por el Diañu Burlón), o dejar que el fatigado caminante se monte sobre su lomo, para entonces cabalgar a una velocidad endiablada en ir aumentando en tamaño. El asustado jinete, al realizar una invocación a alguna potencia celestial (por lo general: ¡Xesús, Xosé y María!) se libera de la siniestra cabalgadura para dar con sus huesos en una riega. Gasta bromas a los mozos que merodean con intenciones innobles o a los que vuelven despreocupados de la romería. A pesar de no ser excesivamente dañino para las personas, es adorado por las bruxas del oriente y centro de Asturias y representa al macho cabrío y al diablo. A diferencia del trasgu, que limita sus travesuras al ámbito doméstico, el Diañu Burlón puede hacer sus travesuras en las cuadras o en el bosque. También es capaz de hacerse pasar por humano, siendo una de sus diabluras más insidiosas la de disfrazarse de un indefenso niño, a la espera de una mujer que lo encuentre y se lo lleve a casa para calentarle al fuego y darle de mamar. Entonces éste se escapa por la garmayeira o gramalleira (la cadena de donde cuelgan los calderos al fuego de la chimenea) gritando con risa burlona: "Ajajá, que comí sopes; ajajá, que les comí; ajajá, que te ví el cú; ajajá, que te lu ví". También se le atribuye la habilidad de realizar cualquier trabajo manual y de guardar tesoros, al igual que los cuélebres. En Tineo se les atribuye fama de constructores, como uno que construyó el puente de Salime. Los aldeanos del lugar le arrojaron del puente una vez terminado con idea de que se ahogase, pero éste logró escapar del río gritándoles desde la orilla: "Eh, salíme, salíme", dando nombre así al pueblo. Para librarse de él, en el occidente asturiano le cantan: "Jesús, María y José / Si eres el Diablo, de ti reniego / Mal añu pa ti, doite mierda de gatu negru / La cruz te fago, veite pa las Peñas de Fontoira". En el oriente asturiano el canto varía ligeramente: "Jesús María y José / Si eres el Diablo, de ti reniego / Mierda de gatu p'al diablu / Vete pa' la Peña".


Este camino nos ha gustado mucho. Llegando a Villanueva encontramos la siguiente escultura.


El Nuberu:
Conocido como Escolar, Reñubeiru, Nubero, Ñubero, Ñuberu, Nubreiru, Xuan Orito, Xuan Cabritu y Xuan Cabrita, es un conductor de nubes y tormentas. Se le representa como un hombre con espesa y enorme barba, ojos ardientes, orejas puntiagudas, vistiendo con pieles de cabra, con capa negra y un gran sombrero de ala ancha. Puede ser terriblemente dañino con las personas, lacrando pastos y sembrados, si bien puede ser muy beneficioso con aquellos que le ayuden, atribuyéndosele el don de ser un "tempestariu" (un especialista en ahuyentar las tormentas). Crea nubarrones y cabalga sobre ellos, siendo hacedor de la lluvia, la nieve y el granizo, que arroja sobre campos predeterminados por él, arruinando así las cosechas. De carácter dual, también se encarga de llevar el agua a la tierra para hacerla fértil y que de ese modo la cosecha prospere. Sin embargo, lo más temible es su capacidad para crear la niebla más espesas y densas, lo que hace que tanto los pastores como su ganado acaben perdiéndose en el monte. Según su propia idiosincrasia, el Nuberu vive en Egipto, en lo alto de una montaña (en una versión alternativa, en un lugar llamado Ciudad del Grito o Brita, lo que da lugar a la rima: "Si vas a Brita, pregunta por Xuan Cabrita"). En una ocasión que vino a Asturias montado en las nubes, tuvo la mala suerte de caerse a la tierra. Pidió cobijo y nadie se lo dio hasta bien entrada la noche, en el que un campesino se apiadó de él. En gratificación todos los años le regaba bien sus sembrados aumentando éstos su producción. Años después este campesino tuvo, que efectuar un viaje al lejano Egipto, llegando a Brita para encontrarse con él. Al enterarse de que su amada después de tantos años de ausencia decidió casarse con otro, el campesino fue a pedir ayuda al Nuberu, montándole en una nube para llegar a tiempo para impedir la boda y de ese modo recuperar a su enamorada. En los pueblos astures hay varios métodos para "exconxurar" al Nuberu y así evitar su llegada de sus lluvias y tormentas: tocar las campanas de bronce de la iglesia, o dejando que éste viese al cura del pueblo, lo que le alejaba con rapidez, especialmente si estaba rodeado de niños; otro método de alejar al mal tiempo es poner cuchillos y navajas semi enterrados en la tierra y apuntando al cielo, esperando así cortar la mala nube en dos, algo que también puede hacerse con hachas y tijeras; prender una rama de lloreu (laurel) que previamente haya sido bendecida; sacar las palas del horno y ponerlas en el suelo formando una cruz; o encender una vela denominada Tinieblina, traída de la misa del Jueves Santo. El Entiznáu de la mitología hurdana posee algún que otro paralelismo con el Nuberu asturiano, incluso en la indumentaria. El Nuberu también está relacionado con el dios de la mitología celta Taranis. En Caleao es conocido como Marfellao.


Villanueva es una pequeña aldea donde hay un par de casas y una iglesia.


Parroquia de Santolaya.


Saliendo de Villanueva.


Caminamos sobre una vieja calzada recuperada que comunica Villanueva con la siguiende aldea: Palacio


La cercanía de la aldea nos anima. Estamos pensando en hacer una parada y almorzar un poco pero no sabemos si en esta aldea vamos a tener servicios.


Llegamos a la aldea pero no tenemos suerte con los bares. Todo cerrado.


Al lado de la Fuente del Cañu encontramos otra escultura: El Segador
Aquí tienes un personaje típico del mundo rural asturiano: el segador. Se encuentra "cabruñando" la hoja de la guadaña, acción que consiste en martillar el filo de la hoja para adelgazarlo y poder afilarlo luego mejor. Calza los zuecos tradicionales asturianos, que se apoyan en el suelo mediante tres tacos, y que en Asturias llaman "madreñes".



Yo sigo maravillado con los horreos.


De Palacio a Ardisana vamos por la carretera.


A medio camino llegamos al Corral de Arnero, un agroturismo, donde hay otra escultura: El tío Pachu.


Pero esta escultura nada tiene que ver con un ser mitológico, sino con alguien del agroturismo, quizás su fundador.



Entramos en Ardisana, la aldea más grande en el valle.


Hasta un mesón hay en esta pequeña localidad. Aquí tenemos la siguiente escultura: El Cúlebre


El Cúlebre:
Serpiente gigantesca que custodia tesoros o a las xanas. Como son inmortales, con el paso de los siglos las escamas se le vuelven tremendamente gruesas e impenetrables, y le salen alas de murciélago, pareciéndose más a un dragón que a una culebra. Emite unos molestos silbidos y no se suele mover mucho del sitio que custodia, pero cuando lo hace es para comer ganado o a hombres, habitando en la espesura de los bosques, en torreones de castillos en ruinas, en la orilla de los ríos o en las fuentes de grandes cavidades subterráneas. Tienen como principal misión la de proteger fabulosos y enormes tesoros o a personajes víctimas de un encantamiento o hechizo. En las historias de cuélebres más conocidas se le suele matar dándole de comer una piedra al rojo vivo, o con una hogaza de pan llena de alfileres, y en la mañana de la Fiesta de San Juan el Cuélebre se aletarga o pierde su poder, que es cuando pueden ser rescatadas sus prisioneras (ayalgas o atalayas), junto a sus fantásticos tesoros. Otro mito relacionado con el cuélebre es la «piedra del cuélebre», con la que se cree que se curan ciertas enfermedades. Se dice que seis culebras se juntan al cuélebre y las babas de todos ellos crean dicha piedra al endurecerse. Entre otras tareas que realiza está la de proteger los mundos subterráneos en donde habitan los razas de seres feéricos o elementales que viven ocultas a los ojos de los hombres; estos accesos suelen estar ocultos, pero hay casos en que estos seres salen en busca de chicas jóvenes para convertirlas en su gente y llevárselas con ellos (algo que tiene paralelismos con el mito griego de Perséfone, secuestrada por el dios Hades para convertirla en su reina del mundo de los muertos). Las ayalgas seducían con sus dulces cánticos lastimeros a pastores y viajeros que pasaban cerca de su lugar de cautiverio en la confianza de que venciesen al cuélebre, existiendo de manera muy curiosa unas guías de tesoros llamadas gacetas o lliendas en las que se describen los lugares donde pueden encontrarse dichas riquezas ocultas (y por tanto el escondite del cuélebre). Quienes deseaban tales tesoros ocultos (que consistían en fantásticas piezas de oro dejadas en el interior de las cavernas por los moros (no mouros) en su "huida" de Asturias) debían matar primero al cuélebre que moraba en su interior. Muchas veces eran ayudados por las ayalgas, pero en otras debían enfrentarse solos a la prueba. En una versión alternativa de la historia los cuélebres no son inmortales, y cuando sus escamas se endurecen es el aviso del fin de su vida terrenal, por lo que abandonan sus refugios para morir en el fondo de la Mar Cuajada, encontrando reposo en las profundidades y dedicándose al cuidado de tesoros durante toda la eternidad.


Mesón Las Cuevas, en Ardisana.


Tienen un bonito lavadero en el pueblo.


Vamos dejando atrás Ardisana para ir al encuentro de la siguiente aldea: Ricaliente


Comenzamos a descender por el antiguo camino que une Ardisana con Ricaliente.



Junto a una pequeña regata encontramos la escultura de La Lavandera.

La Lavandera:
Mito ampliamente extendido por el principado, al punto que Lavandera, un pueblo de Gijón, recibe su nombre. Son mujeres viejas y arrugadas que lavan ropa en los ríos por la noche. Aunque es fácil escucharlas es muy difícil verlas, ya que no les gusta ser observadas. Aquel que logre verlas será invitado a lavar la ropa con ellas, pero el que rechace la invitación, las mire directamente a la cara o lavase la ropa apuntando hacia alguna de ellas, será ahogado en el río por todas ellas (o apaleado hasta la muerte con las palas de lavar, según otra versión del mito). Las llavanderas tienen una parte positiva al ayudar a apagar incendios en los bosques al desviar los cursos de los ríos, pero detestan profundamente a los jóvenes, en especial a los que no tienen respeto por las tradiciones. Poseen cierta similitud con las banshees irlandesas.


Un poco más abajo encontramos la Cruz de los Garabiales del año 1761


Más adelante sale a nuestro paso 'El Bosgosu'.



El Bosgosu:
Es un ser híbrido del bosque, mitad hombre mitad cabra. Tiene espesas cabelleras, sus patas son de cabra al igual que los grandes cuernos que posee en su cabeza, mientras que el torso y los brazos, al igual que su rostro, son humanos (en algunas zonas, incluso se le ve con apariencia de batracio, de ahí el expresivo nombre de Mufosu, como en Piloña). Existen dos mitos: uno en el oriente el cual se asemeja más al mismo mito cántabro, es decir, donde el busgosu es benefactor y guía a los pastores cuando se pierden, o ayuda a arreglar las cabañas de las brañas. El otro mito, más extendido en el occidente de Asturias, dice que el busgosu es el señor del bosque y de todo lo que habita en él. Es enemigo encarnizado de los leñadores y cazadores, les persigue haciendo que se despeñen por acantilados. Rapta a las mujeres de las aldeas para llevarlas a su cueva, y por mucho que se le trate de perseguir nunca se le puede alcanzar. Se cree que este mito fue introducido por los ferreiros vascos asentados en Asturias en el siglo XVII, aunque otros estudiosos del tema lo consideran un mito autóctono. Se ha vinculado este mito al del "señor de los bosques", estableciendo ciertos paralelismos con el mito del oso humano, como en antiguas leyendas tales como la de Andara (una mujer-osa que rondaba por los bosques cántabros). En el occidente asturiano es conocido como Bulligoso, mientras que en Tineo le llaman Peludu y en Libardón Vellosu. Otros apodos que tiene son Maza Y Qués (también de Piloña) y Calabiernu.


La aldea de Ricaliente a la vista. (En la foto escribí mal el nombre)



Una vez abajo, y anted de cruzar la carretera, tenemos la escultura de 'La Manona':

La Manona:
También llamada la Mano Negra, Mano Chasmosa en Allande y Manu Pelusa en Piñera y Piloña, se trata de una mano gigantesca, velluda y horripilante, sin más cuerpo visible más allá de la muñeca, que perturba todo dentro de una casa, alterando los aperos y labranza y que tiene la "virtud" de embrollarlo todo, que también ronda por Gijón. Entre sus principales aficiones está la de apretar el cuello y el pecho de quienes están durmiendo, provocándoles de ese modo pesadillas y serias dificultades respiratorias, por lo que muchos la asocian al Pesadiellu. Para librarse de su influjo se pueden conjurar oraciones breves y muy fervientes, o invocar a ciertos santos católicos.


Que suerte aquí si hay bar por lo que haremos una paradita.


Entramos un poco en la aldea. Los horreos aparecen por todas partes.


Llegamos a lo que parece la plaza del pueblo y allí tenemos la última de las esculturas: La Castañera.





He escrito mal el nombre del pueblo en todas las fotos.


Y el almuerzo/comida que no falte. Menuda ración de embutido y queso que nos pusieron. No había otra cosa. Todo muy ricocomo habréis podido imaginar.


Regresamos al punto de partida y lo hacemos siguiendo la carretera. No hay mucho tráfico pero, aun y todo, prestando mucha atención.


Pasamos junto a la Ermita de San Cipriano.


Y otra ermita más, esta vez la de San Miguel.


Llegamos a La Venta


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Una ruta muy chula donde los peques seguro que van a estar muy entretenidos.

2 comentarios:

  1. Qué hermoso. Asturias es un lugar muy majo con una gente tan maja como la tierra. Precioso camino con trasgus y personajes populares.

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  2. Qué distantes parecen estos recuerdos. Otro mundo.

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