La ruta comienza en el barrio de Loinatz. Desde aquí tomamos la carretera que conduce hacia la basílica de San Martín de Loinatz, aunque no llegaremos a ella, ya que nos desviaremos a la derecha para continuar subiendo hacia el caserío Gaztelumuño (186 m).
Pasado este caserío, la carretera remonta el barranco Arkabeko erreka con un suave ascenso. Tras un par de curvas de herradura, alcanzaremos el caserío Arrieta (345 m), donde termina el asfalto. Si el día está despejado, las vistas son impresionantes, destacando las siluetas del Aratz y el Aizkorri.
A partir de Arrieta, una pequeña langa da acceso a un camino de monte que asciende de forma constante. Más adelante, el camino se bifurca en varias ocasiones, por lo que es fundamental prestar atención al GPS. Debemos tomar primero un desvío a la derecha, luego otro a la izquierda y finalmente otro a la derecha, que nos llevará al baserri Saletxezarra (530 m), actualmente en obras. Dejando este caserío a nuestra derecha, seguimos por una senda que sube con decisión por la cuerda del monte hasta alcanzar la cima de Usurbe.
Cima de Usurbe (703 m)
La cima de Usurbe está coronada por una gran cruz inaugurada en 1953, un buzón y una gran antena que hace que esta montaña sea fácilmente reconocible desde otros puntos. Esta ascensión es un clásico entre los montañeros de la comarca del Oria. Las vistas desde la cima son espectaculares, especialmente hacia Aralar, donde el Txindoki destaca con su imponente perfil. Beasain queda a nuestros pies, ofreciendo una vista panorámica del Goierri.
Tras una breve parada para disfrutar del entorno y tomar la foto de grupo, continuamos el recorrido hacia el Collado Agorta por una senda que recorre la cuerda noroeste del monte.
Hacia el Collado Agorta y el macizo de Murumendi
No tardamos en llegar al Collado Agorta (620 m), donde encontramos una zona de aparcamiento que podría ser un buen punto de inicio para rutas más cortas hacia Murumendi o Usurbe. En este collado hay varias opciones de camino; nosotros seguimos el sendero balizado como GR, identificado con las marcas blancas y rojas.
El camino asciende suavemente, rodeando por el oeste el monte Zormendi (742 m), parte del macizo de Murumendi. Llegamos al collado norte de Zormendi, donde un grupo numeroso de personas espera a los corredores de la Goierriko Kopa Trail. Hoy se celebra la primera prueba, la Garingo Mendi Lasterketa, que ha comenzado en el barrio de Garin (Beasain).
Continuamos por el GR, que rodea el monte Mallutz (752 m) por el oeste, hasta alcanzar el Collado de Eizeta (también conocida esta zona como Herripinudi). Desde este punto, desciende un camino hacia Larrarte, aunque nuestra ruta continúa ascendiendo por la ladera este del monte Arrapaitz, una antecima de Murumendi.
Cima de Murumendi (868 m)
Desde el collado de Eizeta, pasamos junto a una mesa de madera y poco después encontramos la fuente de Arrapaitz, con apenas un hilo de agua fluyendo. El sendero que seguimos marca la frontera entre Beasain e Itsasondo, llevándonos al collado norte de Arrapaitz (792 m). Desde este punto, afrontamos el último repecho que nos conduce a la cumbre de Murumendi, una de las montañas más emblemáticas del Goierri.
Esta cima está impregnada de tradición mitológica, siendo escenario de leyendas sobre Mari, los gentiles y las lamias. Las vistas desde la cima son espectaculares, con prácticamente toda Gipuzkoa al alcance de la mirada.
En la cima encontramos diversos elementos que la identifican: un vértice geodésico, un buzón montañero con forma de cohete, una mesa de orientación, una estela conmemorativa en honor a Luis Pedro Peña Santiago y una pequeña cruz sobre un pedestal de hormigón.
El día estaba despejado, soleado y frío, ideal para hacer una breve parada. Aprovechamos para almorzar mientras disfrutábamos de las vistas. Tras la obligada foto de grupo, reanudamos la marcha descendiendo por la ladera oeste hacia un collado conocido como Tontoplaza zelaia (768m), situado entre Murumendi y el monte Atxipi.
Descenso hacia Damazulo
Desde el collado de Tontoplaza zelaia, tomamos un sendero que desciende hacia el barranco de Damazuloko Iturri, un camino que, si lo siguiéramos, nos llevaría hacia el agroturismo de Pagorriaga. Sin embargo, debemos estar atentos al GPS para tomar un desvío que nos conduce hacia Damazulo. Este tramo es algo empinado, pero con paciencia y cuidado, se baja sin demasiadas complicaciones.
Damazulo es un lugar realmente espectacular. Entre dos imponentes hayas que parecen actuar como guardianas del sitio, se encuentra el sumidero de Damazulo, un fenómeno natural que impresiona por su singularidad. En el cauce del arroyo, un gran agujero engulle toda el agua que desciende por la erreka, aunque en nuestro caso el caudal era mínimo y apenas se veía un hilo de agua. Con mayor cantidad de agua, el lugar debe ser aún más impresionante, formando una pequeña cascada antes de que el agua desaparezca en las profundidades de la tierra.
Notamos que es posible descender al sumidero utilizando una torreta metálica que hace las veces de escalera, pero no nos inspiró confianza. El descenso parecía arriesgado, ya que la zona inferior estaba húmeda y resbaladiza. Decidimos no intentar bajar y disfrutar de Damazulo desde arriba.
Camino hacia Marizulo
Después de disfrutar del impresionante entorno de Damazulo, continuamos el descenso por el pequeño valle hasta conectar con un camino más ancho (685m). Giramos a la izquierda y, tras unos cien metros, seguimos atentos al GPS para localizar el desvío que nos llevará hacia Marizulo.
El sendero desciende en diagonal hacia la izquierda y, tras recorrer una corta distancia, nos encontramos con la entrada de la cueva de Marizulo. Al adentrarnos en la cueva, avanzamos unos metros hasta toparnos con una gatera, un estrecho paso que requeriría reptar para seguir explorando.
Con la escasa iluminación de nuestros móviles, apenas logramos vislumbrar lo que había más allá, pero decidimos no continuar, ya que no íbamos preparados para practicar espeleología. Nos conformamos con haber llegado hasta Marizulo, un lugar cargado de mitología, considerado una de las moradas de Mari, la diosa de la naturaleza en la tradición vasca.
Regreso por Urdaoleta y Larrarte
Regresamos a la pista principal y continuamos en un suave ascenso hasta Urdaoleta (727m), donde las verdes campas que rodean la ladera de Murutxiki nos dejaron maravillados. Desde allí comenzamos el descenso hacia Larrarte, disfrutando de preciosas vistas a nuestro alrededor. A la derecha observamos las ruinas de la antigua borda de Urdaloeta.
Tras un breve descenso, alcanzamos el collado de Larrarte (698m), cuyo nombre proviene del caserío cercano. Este es un punto estratégico donde confluyen varios caminos, entre ellos el que se dirige hacia Mandubia, aunque no era nuestra ruta. Nuestro siguiente objetivo era ascender hacia el collado de Eizeta (770m), también conocido como Herripinudi, según algunos postes de señalización. Este tramo incluye un repecho exigente, pero subiendo con calma se supera sin problemas.
Regreso al Collado Agorta
Una vez en el collado de Eizeta, enlazamos de nuevo con el sendero GR que habíamos tomado anteriormente en nuestra subida a Murumendi. Desde aquí desandamos el camino en dirección al collado Agorta.
Tramo final por Trikutxeta y Loinatz
En el collado Agorta (620m), tomamos una pista que rodea el monte Usurbe por su lado oeste, pasando por el paraje de Trikutxeta. Más adelante, conectamos nuevamente con el sendero de subida. Ya solo queda desandar este tramo, regresando al baserri Arrieta (345m) y descendiendo hasta las urbanizaciones de Loinatz (162m), muy cerca del Conjunto Monumental de Igartza.
El regreso nos regaló unas vistas espectaculares, ya sin las nieblas matinales que habían ocultado algunos de los encantadores pueblos del Goierri.
Fin de la Ruta
Terminamos el recorrido disfrutando de un merecido refrigerio en el bar del Hotel Dolarea, situado en el Palacio Igartza. La ruta, con sus paisajes impresionantes y puntos de interés únicos, nos dejó a todos encantados.
La leyenda de Murumendi
La leyenda de Murumendi, una montaña cargada de misticismo en la tradición vasca, gira en torno a dos figuras principales: Sugaar, un genio que emerge ocasionalmente de sus cavernas, y Mari, conocida por diversos nombres como Mari-muruko, Marimunduko o Muruko-dama. Mari es descrita como una poderosa dama sobrenatural que a menudo cruza el cielo como una hoz llameante, desatando tempestades de granizo.
En ocasiones, Mari adopta forma humana, apareciendo como una mujer de gran belleza que peina sus cabellos en la entrada de su cueva. Según la leyenda, un joven del caserío Muruguena (o Buruguene) en Beasain se casó con ella, y tuvieron siete hijos. Sin embargo, Mari rechazaba las prácticas cristianas y nunca acudió a la iglesia ni permitió el bautismo de sus hijos. Cuando su esposo intentó llevarlos a la iglesia, Mari, envuelta en llamas, rompió sus ataduras, dejó su huella en una roca cercana y regresó volando a Murumendi, proclamando: "Siete hijos para el Cielo, yo para Muru; en Muruguena nunca faltará enfermo o manco".
Según relatos recogidos en Usurbe y otras fuentes de Eusko-Folklore, Mari vive en Murumendi con genios subordinados y almacena allí tributos que ofrece a quienes le son leales. Los habitantes de Itsasondo realizaban rituales anuales con una misa en la entrada de su cueva para evitar las tempestades que Mari podía enviar. También se menciona que en Murumendi habitaron los gentiles, quienes habrían protagonizado hazañas como lanzar la gran piedra Saltarri, un supuesto menhir en Alotza, Aralar.





































































































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