Hoy toca de nuevo ruta por Tolosaldea, con un recorrido circular que parte de Albiztur, un pueblecito encantador rodeado de montañas que parece sacado de un cuento. El municipio se encuentra en el valle de Salubita, formado por el río Igaran, afluente del Oria. Limita al norte con el monte Ernio, al sur con Tolosa y Legorreta, al este con Tolosa y al oeste con Bidania-Goiatz y Beizama.
Nuestro objetivo es el monte Iruntxur, conocido también como Intxurre o Aldabamendi, un lugar cargado de historia. Aunque yo ya había estado en esta cima subiendo desde Aldaba, hoy quería cambiar de perspectiva y explorar la subida desde Albiztur. Mi amigo Ángel, que nunca ha pisado esta cima, está tan emocionado como yo.
Track para GPS:
Dejamos el coche junto a la iglesia de Albiztur, en un pequeño aparcamiento.
Frontón
La ruta empieza con calma, remontando la carretera local.
Al fondo despunta la cima del monte Mendikute.
Pasamos junto al caserio Armuño.
El pueblo de Albiztur, al pie del monte Txinkorta donde aflora el lapiaz,
El pueblo de Albiztur, al pie del monte Txinkorta donde aflora el lapiaz,
LLegamos al baserri Gaiztarro. Aquí, al salir a la carretera (la que une Tolosa con Azpeitia) giramos a la derecha y unos metros más adelante cogemos una pista a la izquierda que nos lleva hacia el baserri Agirreaundia.
Este tramo, entre bosque y claros, nos regala las primeras vistas al valle de Salubita y a montes como Txinkorta, sobre Albiztur, o Herniozabal, anunciando la cresta del Ernio al fondo.
Este tramo, entre bosque y claros, nos regala las primeras vistas al valle de Salubita y a montes como Txinkorta, sobre Albiztur, o Herniozabal, anunciando la cresta del Ernio al fondo.
El baserri Agirreaundi.
Herniozabal al fondo y el monte Mendikute con algunos baserris en su ladera.
En lo alto del monte, la aldea de Urkizu, el barrio más alto de Tolosa. Y al fondo el monte uzturre
Pasamos la borda de Beitia y tomamos un desvío a la izquierda, por una pista de tierra. El camino se estrecha y más adelante nos encontramos con una fuente sencilla, pero con un caño generoso.
Unos metros más adelante, el paisaje nos sorprende: altos abetos douglas se levantan como guardianes del bosque. Aquí destaca el famoso abeto de Albiztur, declarado monumento natural por su tamaño descomunal. Este gigante de los bosques se encuentra en medio de una espectacular masa de abetos Douglas de unos 42.000 m², plantados allá por los años 40. En el centro de esta zona destacan unos 20 ejemplares más antiguos y majestuosos, plantados en 1920 por Gumersindo Azurmendi, uno de los pioneros en traer esta especie al País Vasco. El abeto protegido es el más impresionante de todos, tanto por su tamaño como por su altura, ya que con sus 65 metros supera la de un edificio de 15 pisos.
Decidimos desviarnos un momento para verlo de cerca; bajamos por un sendero zigzagueante y, al llegar a su base, nos quedamos boquiabiertos. Fotos obligatorias, porque este gigante se lo merece.
Espectacular la altura que cogen estos abetos.
De regreso al camino, el paisaje del bosque empieza a cambiar. Dejamos atrás los abetos y entramos en un hayedo lleno de retoños que parecen haber nacido tras varias talas. El ambiente aquí tiene algo especial, con esa mezcla de vida nueva y vieja.
El ascenso se vuelve un poco más empinado mientras seguimos una pequeña lomita que nos lleva a un camino más amplio. Este tramo nos conduce directo a la cresta del monte, donde una pista la recorre completamente.
Aqui el paisaje se abre y nos regala unas vistas espectaculares de Aralar. Enseguida llegamos a Mareagako Gaina (592 m), con su vértice geodésico y un prado rodeado de robles.
Vistas hacia Aralar.
Cima de Mareagako gaina ( 592 m )
Volviendo a la pista principal vemos los mugarris de la muga Tolosa-Alegia.
Seguimos adelante, por el camino principal, bajamos un poco y nos adentramos en otro hayedo breve pero mágico, hasta llegar a la pista que sube al repetidor de Labarrekieta. Aunque el repetidor no tiene mucho encanto, nos cruzamos con un par de trabajadores que nos saludan, y aprovechamos para sacar alguna foto antes de seguir.
Subiendo a Labarrekieta.
Pronto alcanzamos la cima oriental de Iruntxur, conocida como Aldaba (740 m). Desde aquí, las vistas son espectaculares: el embalse de Ibiur brilla en el paisaje y las cumbres de Aralar parecen tan cercanas que casi se pueden tocar.
Vertice geodésico en la cima de Aldaba ( 740 m ).
A la derecha del embalse el monte Altzagaratemendi que hace poco visitamos en otra ruta.
La cima principal de Iruntxur (743 m) está a 500 metros. Los últimos metros nos metemos en la campa y nos dirigimos hacia el buzón montañero que marca el punto más alto.
Cerca de la cima están los restos de un castro, un antiguo poblado fortificado de la Edad del Hierro (s. VII-III a.C.), desde donde se controlaba el valle del Oria y las rutas cercanas. Aunque apenas se ven (y sin señalización es difícil localizarlos), el solo hecho de saber que estamos pisando un lugar con tanta historia añade un toque especial.
Al llegar a la cima Angel es el hombre más feliz del mundo. Cima de Iruntxur/Intxurre ( 743 m )
Las vistas siguen siendo maravillosas.
Después de un tentempié en la cima, comenzamos el descenso hacia el collado de Jangoian. Decidimos bajar por el prado, dejando la alambrada a la derecha. Las vistas hacia Murumendi y Aizkorri son espectaculares, aunque el paso de alambradas con cuerdas nos hace perder un poco de paciencia. Aviso: si preferís evitar esto, podéis seguir el PR balizado, que baja desde la cresta hacia Mandramuño y conecta después con el collado de Jangoian.
Bajamos por el prado, dejando la alambrada a nuestra derecha.
Puro Goiherri.
Herniozabal al fondo y el monte Mendikute con algunos baserris en su ladera.
En lo alto del monte, la aldea de Urkizu, el barrio más alto de Tolosa. Y al fondo el monte uzturre
Pasamos la borda de Beitia y tomamos un desvío a la izquierda, por una pista de tierra. El camino se estrecha y más adelante nos encontramos con una fuente sencilla, pero con un caño generoso.
Unos metros más adelante, el paisaje nos sorprende: altos abetos douglas se levantan como guardianes del bosque. Aquí destaca el famoso abeto de Albiztur, declarado monumento natural por su tamaño descomunal. Este gigante de los bosques se encuentra en medio de una espectacular masa de abetos Douglas de unos 42.000 m², plantados allá por los años 40. En el centro de esta zona destacan unos 20 ejemplares más antiguos y majestuosos, plantados en 1920 por Gumersindo Azurmendi, uno de los pioneros en traer esta especie al País Vasco. El abeto protegido es el más impresionante de todos, tanto por su tamaño como por su altura, ya que con sus 65 metros supera la de un edificio de 15 pisos.
Decidimos desviarnos un momento para verlo de cerca; bajamos por un sendero zigzagueante y, al llegar a su base, nos quedamos boquiabiertos. Fotos obligatorias, porque este gigante se lo merece.
Espectacular la altura que cogen estos abetos.
De regreso al camino, el paisaje del bosque empieza a cambiar. Dejamos atrás los abetos y entramos en un hayedo lleno de retoños que parecen haber nacido tras varias talas. El ambiente aquí tiene algo especial, con esa mezcla de vida nueva y vieja.
El ascenso se vuelve un poco más empinado mientras seguimos una pequeña lomita que nos lleva a un camino más amplio. Este tramo nos conduce directo a la cresta del monte, donde una pista la recorre completamente.
Aqui el paisaje se abre y nos regala unas vistas espectaculares de Aralar. Enseguida llegamos a Mareagako Gaina (592 m), con su vértice geodésico y un prado rodeado de robles.
Vistas hacia Aralar.
Cima de Mareagako gaina ( 592 m )
Volviendo a la pista principal vemos los mugarris de la muga Tolosa-Alegia.
Seguimos adelante, por el camino principal, bajamos un poco y nos adentramos en otro hayedo breve pero mágico, hasta llegar a la pista que sube al repetidor de Labarrekieta. Aunque el repetidor no tiene mucho encanto, nos cruzamos con un par de trabajadores que nos saludan, y aprovechamos para sacar alguna foto antes de seguir.
Subiendo a Labarrekieta.
Pronto alcanzamos la cima oriental de Iruntxur, conocida como Aldaba (740 m). Desde aquí, las vistas son espectaculares: el embalse de Ibiur brilla en el paisaje y las cumbres de Aralar parecen tan cercanas que casi se pueden tocar.
Vertice geodésico en la cima de Aldaba ( 740 m ).
A la derecha del embalse el monte Altzagaratemendi que hace poco visitamos en otra ruta.
La cima principal de Iruntxur (743 m) está a 500 metros. Los últimos metros nos metemos en la campa y nos dirigimos hacia el buzón montañero que marca el punto más alto.
Cerca de la cima están los restos de un castro, un antiguo poblado fortificado de la Edad del Hierro (s. VII-III a.C.), desde donde se controlaba el valle del Oria y las rutas cercanas. Aunque apenas se ven (y sin señalización es difícil localizarlos), el solo hecho de saber que estamos pisando un lugar con tanta historia añade un toque especial.
Al llegar a la cima Angel es el hombre más feliz del mundo. Cima de Iruntxur/Intxurre ( 743 m )
Las vistas siguen siendo maravillosas.
Después de un tentempié en la cima, comenzamos el descenso hacia el collado de Jangoian. Decidimos bajar por el prado, dejando la alambrada a la derecha. Las vistas hacia Murumendi y Aizkorri son espectaculares, aunque el paso de alambradas con cuerdas nos hace perder un poco de paciencia. Aviso: si preferís evitar esto, podéis seguir el PR balizado, que baja desde la cresta hacia Mandramuño y conecta después con el collado de Jangoian.
Bajamos por el prado, dejando la alambrada a nuestra derecha.
Puro Goiherri.
Llegando al collado Jangoain con impresionantes vistas.
En Jangoian enlazamos con el PR y un poco más adelante tomamos una pista que desciende por Leizeaundia hacia la carretera que va a Santa Marina. En la bajada merece la pena detenerse para visitar la sima-sumidero de Leizeaundia, accesible tras un breve sendero desde una curva cerrada. ¡El lugar es impresionante!
Hasta aquí llega la basura.
Continuamos bajando hasta salir a la carretera que une Santutxo con Santa Marina.
Girtamos a la derecha y nos dirigimos a Santutxo.
Al llegar a Santutxo, volvemos a toparnos con la carretera de Tolosa-Azpeitia.
Pasada esta casa, Isetxe, nos desviamos por el SL-GI 13, el Camino de la Calzada, justamente en la zona donde falta un trozo de barandilla en la carretera.
Este tramo, precioso, nos lleva a un pequeño valle donde aflora una antigua calzada que da nombre al sendero SL-GI 13. La seguimos, disfrutando de la tranquilidad del entorno, hasta conectar con la carretera inicial.
La calzada de Albiztur.
Antes de salir a la carretera vemos una antigua karobia.
Desde aquí, una última pista nos lleva hacia el baserri Nekoralde. Lo pasamos, y el descenso final nos devuelve a Albiztur, donde cerramos esta preciosa circular junto a la iglesia.
LLegando a la iglesia y al final de la ruta.
En Jangoian enlazamos con el PR y un poco más adelante tomamos una pista que desciende por Leizeaundia hacia la carretera que va a Santa Marina. En la bajada merece la pena detenerse para visitar la sima-sumidero de Leizeaundia, accesible tras un breve sendero desde una curva cerrada. ¡El lugar es impresionante!
Hasta aquí llega la basura.
Continuamos bajando hasta salir a la carretera que une Santutxo con Santa Marina.
Girtamos a la derecha y nos dirigimos a Santutxo.
Al llegar a Santutxo, volvemos a toparnos con la carretera de Tolosa-Azpeitia.
Pasada esta casa, Isetxe, nos desviamos por el SL-GI 13, el Camino de la Calzada, justamente en la zona donde falta un trozo de barandilla en la carretera.
Este tramo, precioso, nos lleva a un pequeño valle donde aflora una antigua calzada que da nombre al sendero SL-GI 13. La seguimos, disfrutando de la tranquilidad del entorno, hasta conectar con la carretera inicial.
La calzada de Albiztur.
Antes de salir a la carretera vemos una antigua karobia.
Desde aquí, una última pista nos lleva hacia el baserri Nekoralde. Lo pasamos, y el descenso final nos devuelve a Albiztur, donde cerramos esta preciosa circular junto a la iglesia.
LLegando a la iglesia y al final de la ruta.
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