Hoy nos acercamos a uno de los montes más bonitos que tiene Donostia: el monte Ulia.
No es una gran cota (234 metros), pero sus vistas sobre la ciudad y la costa son una maravilla. Si a eso le sumamos la cantidad de senderos bien cuidados que tiene, no es de extrañar que sea uno de los montes preferidos de los donostiarras.
En la ruta de hoy vamos a recorrer prácticamente todo el monte Ulia, pasando por muchos de sus puntos más interesantes, excepto la batería de Mompás y la fuente Kutralla.
El itinerario incluye:
- El trazado del antiguo ferrocarril eléctrico (PR-GI 110)
- El albergue de Ulia
- Las ruinas del antiguo restaurante
- El vértice geodésico de Mendiko Etxeberria
- El Merendero (antiguo Basollua)
- La Peña del Rey, la Peña del Águila y la Peña de los Balleneros
- El sendero Talaia (GR-121)
- El Faro de la Plata
- El Fuerte del Almirante
- Y el vértice geodésico de Kalparra
El recorrido parte del Reloj de Ategorrieta y sigue el antiguo trazado del ferrocarril eléctrico desde el principio hasta el final. Después subimos al punto más alto, la Peña del Rey, muy cerca del actual merendero conocido como Basollua. Desde allí bajamos al sendero Talaia, que seguimos hasta el Faro de la Plata. Luego subimos al Fuerte del Almirante, y regresamos al merendero por la cresta, disfrutando de algunos miradores naturales con vistas preciosas, desde Illurgita hasta Jaizkibel. De vuelta en el merendero visitamos las peñas más conocidas de Ulia, pasamos junto a la antigua Casa Rústica (de la que solo quedan los muros) y, finalmente, empalmamos otra vez con el sendero Talaia en dirección Donostia. El regreso lo hacemos por el mismo trazado del viejo ferrocarril.
Un poco de historia: el Parque de Recreo de Ulía
Hace poco más de un siglo, en 1902, se inauguró en la cima de Ulia un Parque de Recreo.
Tenía un restaurante con terraza y vistas, tiro al pichón, la famosa Casa Rústica o Chalet de las Peñas, varios miradores (Peña del Ballenero, Peña del Águila y Peña del Rey, el punto más alto) e incluso un campo de tenis.
Para acceder al parque se construyó el primer ferrocarril eléctrico de España, que en apenas 20 minutos recorría poco más de tres kilómetros desde Ategorrieta hasta las inmediaciones del restaurante.
Un año después, el trayecto salía del Boulevard y tardaba media hora. El viaje en sí ya era toda una atracción, con unas vistas espectaculares.
En 1912 se construyó la carretera tal y como la conocemos hoy. Y unos años antes, en 1907, el ingeniero Torres Quevedo había inaugurado aquí el primer transbordador aéreo para personas. Unía la zona del restaurante con el área del tiro al pichón, salvando 282 metros de distancia y 28 de desnivel. Aquella idea tuvo tanto éxito que Torres Quevedo repitió el invento en Río de Janeiro y en las cataratas del Niágara, donde aún sigue funcionando su descendiente directo.
Comenzamos la ruta
Empezamos en el Reloj de Ategorrieta, punto de inicio del recorrido. Cruzamos la carretera y subimos por la calle Mikel Gardoki. A la izquierda se conserva el edificio de la antigua estación del ferrocarril eléctrico, de donde salía el tren hacia el parque. Poco más adelante, una curva de 180º nos lleva a la calle Rodil, y enseguida entramos en el Paseo Arbola, que recorre la ladera sur en suave ascenso.
Poco a poco Donostia se queda a nuestros pies, y las vistas son una delicia.
Llegamos al mirador de Ulía, sobre el barrio de Sagüés, con una panorámica espectacular de la playa de la Zurriola y el barrio de Gros. Parada obligada para la foto de rigor.
Seguimos adelante y, tras otra curva cerrada, llegamos a la zona del albergue de Ulia.
Aquí terminaba el trazado original del ferrocarril: la parada estaba junto a unas escaleras que subían directamente al restaurante. Aún se conservan, y cuesta imaginar la cantidad de gente que subía por ahí, vestidos de domingo, para pasar el día en lo alto de Ulia.
Las ruinas del antiguo restaurante han sido parcialmente consolidadas: se han tapiado huecos y se han reaprovechado piedras para hacer bancos. Al lado, en el alto de Txurruka, está el vértice geodésico de Mendiko Etxeberria, aunque los árboles tapan casi todas las vistas.
En el aparcamiento cercano había ambiente, con una prueba de canicross en marcha. Desde allí seguimos subiendo hasta el merendero actual (Basollua) y el punto más alto del monte, la Peña del Rey.
Las vistas hacia Jaizkibel y la costa son espectaculares.
El sendero Talaia y el Faro de la Plata
Desde Basollua bajamos hacia el sendero Talaia, pasando por la zona conocida como “los cañones”, donde aún quedan restos de fortificaciones construidas en los años 40, dentro de la llamada Línea P, pensada para una hipotética defensa en la II Guerra Mundial.
El sendero Talaia (GR-121) une Donostia con Pasaia por la ladera norte del monte.
Es uno de los caminos más transitados por los donostiarras, y no es para menos: está cerca de la ciudad, es fácil y tiene unas vistas que quitan el hipo.
Desde el camino se domina la ensenada de Illurgita y poco después llegamos al Faro de la Plata, que toma su nombre del brillo que produce una gran placa de roca cuando el sol la ilumina desde el mar.
Por la zona se pueden ver restos de antiguas canalizaciones de agua que abastecían Donostia: tuberías, muros y hasta dos acueductos. También pasamos por la Fuente del Inglés, donde muchos vienen a llenar botellas. El nombre, dicen, viene de cuando había tropas británicas acantonadas en el monte, durante las guerras napoleónicas o carlistas.
El Fuerte del Almirante y la cresta de Ulia
Desde el faro subimos por un sendero hasta el Fuerte del Almirante (208 m), construido en 1875 para defender el puerto durante la última guerra carlista. En su interior se encuentra el vértice geodésico de Kalparra, y las vistas desde allí son preciosas. Aún se conservan restos del antiguo polvorín y algunos muros.
Abandonamos el fuerte hacia el oeste y tomamos un sendero que atraviesa un pinar. El camino recorre la cresta de Ulia, ofreciendo panorámicas espectaculares hacia Jaizkibel. Pasamos junto a una antigua cantera y un mirador natural con vistas a la ensenada de Illurgita.
En el collado de Mendiola descansan plácidamente unas vacas. Desde aquí seguimos una pista que nos devuelve hacia Basollua. Antes de llegar, nos desviamos para visitar las Peñas del Ballenero y del Águila. La primera era una atalaya de avistamiento de ballenas ya en el siglo X.
Pasamos también por lo que fue la Casa Rústica, uno de los merenderos del antiguo Parque de Recreo. Hoy solo quedan sus muros, cubiertos de musgo y recuerdos.
Finalmente, enlazamos de nuevo con el sendero Talaia y regresamos hacia Donostia, siguiendo el viejo trazado del ferrocarril eléctrico. Hacemos una última parada en el mirador de Ulía, otra foto con el mar al fondo, y bajamos tranquilamente hasta Ategorrieta, donde damos por terminada la jornada.

Track para GPS (pinchar en icono verde dentro del mapa):
El Reloj de Ategorrieta es el punto de inicio del recorrido. Hoy recorremos el viejo trazado de aquel ferrocarril eléctrico convertido en un bonito paseo

Tras cruzar la carretera nos encaminamos por la calle Mikel Gardoki. Poco después, a nuestra izquierda, veremos el edificio de la vieja estación desde donde salía el ferrocarril eléctrico (1903) que subía al Parque de Recreo de Ulía. Un poco más adelante una curva de 180 grados nos enfila dirección oeste (O) por la calle Rodil. No son muchos metros los que recorremos hasta llegar al Paseo Arbola y atravesar la ladera sur en suave ascenso. Donostia poco a poco va quedando a nuestros pies y las vistas son maravillosas.
En la foto: el viejo edificio que fue la estación del trnavía eléctrico

El monte Adarra con nubes bajas visto desde el Paseo Arbola

Llegamos a uno de los miradores más conocidos de Donostía: el mirador de Ulía. Situado sobre el barrio de Sagües y a la altura del antiguo caserio Arbola (hoy Iradi) que da nombre al paseo, este mirador es parada obligada para deleite de los sentidos. ¿Cuántas fotos se habrán hecho desde aquí?
En la foto: vista de la Playa de la Zurriola y el barrio de Gros

Un poco más adelante nos encontramos con una curva de 180 grados que nos enfila en dirección este (E) por la vaguada de Loitxiki. Un par de curvas cerradas a unos 800 metros y entramos en la zona donde se encuentra actualmente el moderno albergue de Ulía. Un poco más adelante el trazado del ferrocarril termina. La vieja parada se encontraba junto a las escaleras que daban acceso al restaurante. Hoy en día podemos seguir viendo aquellas escaleras por las cuales transitaron seguramente los personajes más famosos de la aristocracia.
En la foto: Zona donde se situaba la parada del ferrocarril y al fondo las escaleras de acceso a lo que fue el restaurante

Al parecer se han realizado algunas obras en lo que son las ruinas del restaurante. Han tapiado lo que quedaba de puertas y ventanas y han tirado todo aquello que se podía venir abajo y suponer un cierto peligro. Al parecer, según se ve en la foto, han aprovechado parte de las piedras para crear unos bancos.

Menuda limpia han realizado

Cerca de las ruinas del antiguo restaurante, en el alto de Txurruka, se encuentra el vértice geodésico de Mendiko Etxeberria. Le han puesto este nombre porque donde está ahora el albergue de Ulía, estaba el caserio Mendikoetxeberri. Normalmente los vértices se colocan en sitios con buenas vistas y suelen ser estupendos miradores pero en nuestro caso los árboles están 'creciditos' y limitan la vista.

Cerca del vértice geodésico está el parking, donde finaliza la carretera de subida a Ulía. Hoy nos encontramos con una prueba de canicross y había mucho ambiente.

Desde el parking subimos a la parte alta de Ulía, donde está el actual Merendero y nos acercamos al punto más alto del monte: La Peña del Rey.
En la foto: Accediendo al mirador de la Peña del Rey

La costa del monte Jaizkibel vista desde la Peña del rey

Desde el Merendero (Basollua) bajamos en busca del sendero talaia pasando por la zona denominada 'los cañones'; unos edificios de hormigón que se contruyeron por el año 1940 en lo que se conocía como la linea de los Pirineos o en clave como 'Linea P' para una futura defensa en la II Guerra Mundial.

El sendero más conocido, el sendero Talaia, une Donostia con Pasajes de San Pedro recorriendo la ladera más septentrional. Sin duda, este sendero es uno de los recorridos más transitados por los donostiarras, los motivos: la cercania a la ciudad, la facilidad de su camino y sobre todo su belleza.
En la foto: vista de las Peñas de Ataloi bajando por el sendero de 'los cañones' al encuentro del sendero Talaia

Una vez en el sendero Talaia solo queda disfrutar de las vistas.
En la foto: La ensenada Illurgita.

El Faro de la Plata situado sobre la Peña de la Plata toma su nombre porque por el otro lado, hacia el mar, una gran placa que llega hasta el agua, cual frontón, brilla como la plata con el sol y ese brillo es visible desde el mar, de ahí que le pusieran el nombre de la 'plata'.

Por el camino veremos los restos de una antigua canalización; recogida de aguas para Donostia. Restos de dos acueductos y algunas tuberías todavía pueden verse.

Llegamos a la Fuente del inglés o de los ingleses, una fuente de agua natural con un agua estupenda. Mucha gente suele venir a llenar botellas para llevárselas a casa. En el lugar hay una mesa y banco de piedra. El nombre de esta fuente deriva seguramente de cuando en Ulía había presencia de tropas inglesas, bien en las guerras napoleónicas y en la primera guerra carlista.

LLegando al Faro de la Plata. La carretera de subida al faro termina en una glorieta donde hay un pequeño mirador hacia la bocana del puerto.

Un poco antes de salir a la glorieta, justo antes de terminar el sendero costero, otro sendero asciende hasta el Fuerte del Almirante (208m). Construido en 1875 para defenderse de las tropas carlistas en la última guerra carlista, el fuerte estaba situado en un punto estratégico desde donde se controlaba buena parte del puerto.
En la foto: llegando al Fuerte de Almirante

Preciosas vistas desde el interior del fuerte donde se encuentra el vértice geodésico de Kalparra

Restos del edificio que en su día fue el polvorín

Abandonamos el fuerte en dirección oeste (O) y llegamos a una pequeña campa. Un sendero por la derecha que lleva a un pinar es el que tomamos. Continuamos el recorrido por la cresta de Ulía desde donde se tienen bonitas vistas del perfil costero del monte Jaizkibel

El sendero que seguimos atraviesa el pinar y lo que creemos fue una cantera de piedra arenisca por el socabón tan antinatural que se observa. Siguiendo el sendero llegamos a un mirador natural donde podemos ver la ensenada de Illurgita y la costa hacia Jaizkibel. Bonito sitio y bonitas vistas.

Grandes rocas a nuestro paso. En alguna roca encontramos alguna placa homenajeando a algún fallecido.

Esto es un detalle de la lana de oveja que van dejando los animales cuando se arriman al cercado

El sendero que seguimos termina en el Collado de Mendiola donde algunas vacas descansan plácidamente.

A partir del Collado de Mendiola el recorrido transcurre prácticamente por pista hasta un poco antes de llegar al Merendero. Pasamos de largo el Merendero (Basollua) visitando las peñas del ballenero y la del águila y seguimos el balizado verdiblanco que nos llevará sin pérdida al sendero talaia.
En la foto: vista de la Peña del Ballenero, atalaya usada desde el sigo X para el avistamiento de ballenas.

Pasamos por lo que fue la 'Casa rústica' un merendero con terraza del antiguo parque de recreo. Hoy solo se conservan sus muros.

Una vez damos con el sendero talaia volvemos sobre nuestros pasos siguiendo el antiguo trazado del ferrocarril eléctrico. Al llegar al mirador hacemos otra parada y otra foto y continuamos por el paseo hasta llegar a Ategorrieta donde damos por finalizado el recorrido.

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