domingo, 30 de Octubre de 2016
El último domingo de octubre nos regaló uno de esos días que te reconcilian con el monte. Fresquito a primera hora, un velo de niebla en los valles y, por encima, un cielo limpio que prometía vistas de las buenas. Plan perfecto para una travesía larga y bonita por el Goierri, esta vez con el amigo Beltri, enlazando Legorreta con Zumarraga a través del Murumendi.
De Legorreta a Santa Marina: saliendo de la niebla
Arrancamos en la estación de Legorreta a eso de las 7:30. El pueblo seguía medio dormido mientras nosotros empezábamos a ganar altura hacia el Palacio Oriar, ese caserón solariego del XVII con su imponente escudo y la humilde ermita de Santa Ana al lado, cargada de historias y tradiciones.
Enseguida dejamos atrás las casas y tomamos rumbo a Koroate, el barrio alto. La niebla se quedaba atrapada en el fondo del valle mientras nosotros remontábamos el barranco de Ugaran por caminos sencillos y muy agradables. Entre helechos y prados apareció el baserri Urdaneta, hoy en ruinas y completamente tragado por el monte.
Poco a poco, según subíamos, la niebla quedó a nuestros pies como una sábana blanca. Y, sobresaliendo al sureste, el Txindoki señalando el horizonte. Precioso.
Santa Marina: caserones, historia y primeros miradores
Al llegar al collado de Salarriaga enlazamos ya con la GR-35 y por un tramo de carretera nos metimos en Santa Marina de Argisain (Albiztur). Lo primero que destaca allí es el caserón de Santamarinaundi, enorme, con detalles góticos que recuerdan a su pasado de hospital de peregrinos. La iglesia de Santa Marina también merece la visita: portada románica, leyendas sobre apariciones y esa mezcla tan vasca de fe, historia y tradición popular.
Dejando atrás el barrio entramos ya en terreno más montañero. Pasamos entre baserris preciosos como Larrañagagoikoa y Txapartegi, este último con una fachada digna de foto. Y siempre con la mirada puesta en el Murumendi, que se iba haciendo cada vez más protagonista.
Ascenso al Murumendi: hayedos, rampas y vistas de lujo
En el collado Bidekurutzeta dejamos la GR-35 y seguimos por la GR-34, faldeando Basagain, Maramendi y Zarate. Tras superar el collado del mismo nombre empezamos el ataque al Murumendi por la “directa”, un sendero empinado que atraviesa un hayedo precioso. Mejor evitarlo con barro, porque tiene resbalón para aburrir.
Ya fuera del bosque entramos en la loma herbosa que precede a la cima. Y vaya vistas: Izarraitz por un lado, Hernio por otro, Aralar, Aizkorri... incluso el Duranguesado con el Anboto marcando músculo a lo lejos. Un mirador de primera.
En la cima del Murumendi —cruz, buzón, mesa de orientación y hasta una estela dedicada a Peña Santiago— paramos un rato largo. Día cristalino y sensación de estar en el centro de Gipuzkoa.
De Murumendi a Mandubia: bosques, dolmen y benta
La bajada la hicimos por la vertiente sur, muchísimo más amable. Pasamos por Arrapaitz (la fuente estaba seca) y bajamos sin prisa hacia el collado de Eizeta. Desde allí toca un sube y baja suave: Larrarte, el Portamosegi y el dolmen de Larrarte, que aparece a mano derecha como quien no quiere llamar la atención.
Entre prados verdes y acebos alcanzamos la ermita de San Gregorio (Beasain), con su zona de picnic. Después una larga pista, bastante machacada por maquinaria forestal, nos llevó hasta Mandubia. Y cómo no… parada en la benta. Merecida y disfrutada.
Kizkitza: el faro de Gipuzkoa
Desde Mandubia subimos al Kizkitza, una cuestita corta pero potente. Arriba nos recibió la ermita marinera, rodeada de hayas, con su mesa de orientación y ese pequeño faro que llaman “el faro de Gipuzkoa”, aunque esté a 25 km del mar. Es un sitio especial.
Seguimos el cordal hacia Beotegi, pasando junto a bordas como la de Ariola y contemplando Beizama encajado en el paisaje, con la arista de Garrintza escoltando el pueblo.
Camino a Zumarraga: Izazpi, La Antigua y fin de fiesta
Desde el collado de Atxurtza (parada obligada en la fuente) dejamos atrás el cordal y seguimos hacia Izazpi, aunque sin subir. Pasamos por Barruti, Lizarreta y Mutxetegi Txiki, donde un desvío nos dejó caer hacia la pista cementada que lleva a la ermita de La Antigua.
La Antigua es siempre un lujo: madera vieja, historia pura y un entorno bucólico. Desde allí solo nos quedaba bajar a Zumarraga por la GR-34.1, atravesar el parque de La Trinchera —con la escultura Itziar de Oteiza— y terminar la jornada en la estación de tren, donde cerramos esta magnífica travesía.
Mapa del recorrido:

Perfil de altura:

Track para GPS:
Estación de Legorreta. 7h30 de la mañana, fresquito y con algo de niebla. Hoy el día promete.

Comenzamos subiendo hacia el Palacio Oriar: casa-solar en Legorreta (Gipuzkoa), de donde procede el linaje homónimo. Edificio del siglo XVII, de planta rectangular y dos alturas, separadas por imposta corrida. Construcción de mampostería, con sillería en vanos y esquinales.

Ostenta escudo con armas de Oriar: cortado, 1.º, dos águilas; 2.º, un lobo; tuvo dos, uno a cada lado del ingreso, habiendo perdido uno en el transcurso del siglo XX.

Ermita de Santa Ana: se halla junto a la casa solar de Oriar a la cual pertenece. Según cuenta la tradición la Virgen se apareció a una joven y le pidió que se levantara allí una ermita. El retablo se hizo en 1584. Se conservan en la ermita reliquias de San Joaquin y de Santa Ana. Las embarazadas de la comarca colocan velas y rezan para pedir un buen parto.

Koroate o Koate, barrio alto de Legorreta.

Dejamos la niebla abajo y vamos remontando el barranco de Ugaran por cómodos caminos.


En nuestro camino, las ruinas del baserri Urdaneta.

La niebla matutina cubre el valle.


Hacia el sureste la sierra de Aralar donde el pico de Txindoki sobresale.

Santa Marina de Argisain, entidad de población del municipio de Albiztur. Sobre Santa Marina, de izquierda a derecha, los montes de Zarate, Maramendi, Basagain y Otaerre.

Murumendi, el que se lleva todas las miradas y el más codiciado de la zona.

Entramos en Santa Marina y lo primero que nos llama la atención es el caserón de Santamarinaundi, posible antiguo hospital de peregrinos a Santiago, con detalles góticos en su fachada.

detalles góticos.

Iglesia de Santa Marina de Argisain:
Situada en el barrio de Santa Marina, dotada de una portada románica, vestigio de la primitiva iglesia. Conserva la portada de entrada románica del siglo XII o XIII y en su cabecera una cruz de arenisca que dice: “Inri P.Miguel de Eceiza Sª Marina”. Según cuenta la tradición donde ahora se halla la ermita es donde apareció la imagen de Santa Marina. Los vecinos decidieron construir una iglesia en el lugar y comenzaron a construirla en el cruce de caminos entre Bidania a Albistur y Goyaz. Pero por las noches los materiales desaparecían del lugar y aparecían en otro punto. Los interpretaron como aviso divino y decidieron construirla en el nuevo emplazamiento.

Detalles góticos del caserón Santamarinaundi

Una vez se pasa Santa Marina vemos los baserris Larrañagabekoa y Larrañagagoiena, el primero un tanto escondido por la izquierda.

Baserri Larrañagagoiena, otro caserón bonito.

Santa Marina y al fondo el Txindoki.

De camino al Murumendi.


El baserri Txapartegi se encuentra dentro del término de Beizama y un caserío con una fachada destacable.

Otra vez Aralar.

Subiendo el Murumendi. Hemos cogido la 'directa' atravesando el hayedo. Subida empinada para tomársela con calma. En caso de lluvia o con terreno mojado mejor seguir la pista para evitar resbalones.

Precioso el hayedo que se atraviesa.

Salimos del bosque y entramos en la zona herbosa previa a la cima. Por detrás bonitas vistas del macizo de Izarraitz.

Hacia el norte vistas hacia el macizo del Hernio.

Los montes del Duranguesado con el prominente Anboto destacando en la lejanía. El Gorbea y Aldamin también se dejan ver hoy desde la cima del Murumendi.

La sierra de Aralar vista desde la cima del Murumendi.

La sierra de Aizkorri.

Por Kizkitza y Beotegi pasaremos en breve.

Estela en homenaje a Peña Santiago, escritor, etnólogo y alpinista guipuzcoano, nacido en Irún el 26 de noviembre de 1933 y fallecido en 1994.

Buzón en el Murumendi.

El amigo Beltri afotando.


Mesa de orientación.

Bajamos del Murumendi por la vertiente suroeste, por Arrapaitz, mucho más tendido que por donde hemos subido

Por allí abajo queda la localidad de Beasain. El monte con la antena es el Usurbe, 'el balcón de Beasain'.

Nosotros para Mandubia. Una horita caminando más o menos.

Aralar, omnipresente hasta ahora.

Fuente de Arrapaitz. Estaba seca.

Bajando a Larrarte desde el collado de Eizeta.

El camino estaba un poco resbaladizo así que lo evitamos yendo por arriba del mismo.

Bonitas vistas de Aizkorri desde Larrarte.

Larrarte.

Subiendo el Portamosegi. Por la derecha aparece el dolmen de Larrarte.

Dolmen de Larrarte.

Esta vaca acaba de parir al ternero. Todavía tiene el cordón umbilical y se acaba de levantar.

Dolmen de Larrarte. No es el típico dolmen con tapa.

Mirada atrás desde la loma herbosa del Portamosegi hacia la borda de Larrarte en el collado homónimo.

Acebo.

El monte Izazpi, cada vez más cerca se lleva ahora nuestras miradas.

Llegamos a la Ermita de San Gregorio


En la ermita hay una zona de picnic con mesas.

De camino a Mandubia, hacia el sur, vemos el embalse de Arriaran.

Borda en ruinas antes de llegar a Mandubia.

Mandubia. El promontorio que se ve en la foto es el monte Kizkitza.

Mandubia.

Benta de Mandubia.

Un pequeño almuerzo que nos lo hemos ganado.

Camino de Kizkitza custodiado por cipreses.

Borda de Elorri en la base del monte Kizkitza.


Tras una corta pero intensa subida alcanzamos la cima de Kizkitza coronada por un vértice geodésico. En la cima hay una zona de picnic a la sobra del hayedo.

Ermita de Kizkitza.


Pequeña mesa de orientación.

Fachada noroeste de la ermita de Kizkitza.


Un pequeño faro en la ermita, 'el faro de Gipuzkoa', a 25 Km de distancia del mar.

Azafrán silvestre.

Desde el cordal Kizkitza-Beotegi vemos el pequeño pueblo de Ezkio.

Borda de Ariola en el cordal

El macizo del Hernio al fondo y el pueblo de Beizama, centro geográfico de Gipuzkoa, en la vertiente sur del monte Urraki. A la izquierda (oeste) de Beizama se aprecia la arista rocosa del monte Garrintza.

Monte Izazpi.

Llegamos al collado de Atxurtza.

Buenos tragos nos hemos pegado en la fuente que hay en el collado.


Collado de Atxurtza. De allí venimos.

Un poco más adelante del collado de Atxurtza tenemos vistas hacia Zumarraga y también vemos la Ermita de La Antigua por donde pasaremos dentro de un rato.

Pasamos junto a la bord de Barruti.

LLegamos a la borda de Lizarreta y la dejamos a nuestra derecha.

Faldeamos el monte Izazpi con vistas abiertas y muy bonitas.

¡Que verde se ve todo!

Borda de Mutxetegi Txiki donde nos desviamos para bajar por la campa de hierba.

Bajando por Mutxetegi.

Por la pista cementada que nos lleva a la ermita de La Antigua.

En el collado de Elorriaga aprovechamos esta fuente para pegarnos unos buenos tragos.

Indicador en el collado de Elorriaga.

De paseo.

Restaurante Bidebide junto a la Ermita de La Antigua


Ermita de La Antigua.



Monte Irimo.

Zumarraga.

Dejamos la Ermita de La Antigua y comenzamos el descenso a Zumarraga.


Algún aizkolari ha estado entrenando.

Bajando a Zumarraga.

Ermita de San Gregorio.

Figura escultórica exenta de hierro sobre pedestal de piedra, obra del escultor ondarrutarra Miguel Ángel Lertxundi.

Atravesando el parque de 'La Trinchera' con la escultura Itziar de Jorge Oteiza conformada por poliedros.

Estatua al 'Txistulari', escultura de Jesús Segurola realizada en bronce patinado

De camino a la estación y fin de ruta.

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